“Yo personalmente tengo sentimiento de maltrato, de zarandeo y de que pasan un kilo de nosotros. De verdad. Que hemos soportado dos bajadas de sueldo y no hemos dicho nada porque el país estaba como estaba, ¿eh? Y yo he estudiado una carrera, he tenido que salir fuera para coger mi plaza, estar veintitantos años en el hospital… Aquí hay unos méritos que parece que no sirven para nada”.
Son las críticas palabras de una trabajadora del centro de salud de La Serrana, que cada día tiene que atender a decenas de personas y que lamenta que no pueda hacerlo en las mejores condiciones por culpa de los recortes. Como ella, diferentes profesionales de la sanidad en Jerez con los que se ha puesto en contacto este medio, tanto de Atención Primaria como del Hospital, coinciden en señalar la precariedad con la que a menudo tienen que desempeñar su trabajo que, eso sí, siempre sacan adelante. “Nosotros somos los que estamos manteniendo esto en pie, que lo sepa la gente. Están vendiendo una calidad asistencial que no la mantiene la Junta, sino que está sobre los hombros de los profesionales”.
Un claro ejemplo de lo que está pasando se conocía sin ir más lejos el pasado jueves, cuando desde el centro de salud de Montealegre la central sindical CSIF denunciaba que al no cubrirse una baja por vacaciones, un solo pediatra tuvo que atender, en apenas tres horas, a 100 niños –la mitad según el SAS-, 30 con cita programada y otros 70 que entraron de urgencia.
Ni que decir tiene que tal carga de trabajo supone un peligro para los pacientes, ya que al no podérseles dedicar el tiempo necesario para las consultas –que es de 5 minutos- aumenta el riesgo de que se puedan cometer errores de diagnóstico o de tratamiento. “El pediatra salió a las 10 de la noche cumpliendo con su trabajo con profesionalidad. Pero eso no lo valora un juez si hubiera pasado cualquier cosa y se presentara una denuncia”, señalan desde el referido centro de salud, donde por otra parte indican que estos problemas de saturación ocurren en todas las especialidades.
“La manera de trabajar es muy complicada, porque a pesar de que tenemos horario de 8 a 20, a las siete de la tarde es cuando suelen acudir más personas al centro por urgencias. Y todo lo que entra por la puerta hay que admitirlo, pero a veces es que se te acumulan 25 o 30 personas a partir de esa hora. Allí nos dan las diez a veces”, afirma un profesional de Montealegre, quizás el centro de salud que más carga de pacientes soporta de todo Jerez, algo que se mitigaría si se pusiera en marcha de una vez el cercano centro de La Milagrosa, cuya obra culminó hace meses pero que la Junta sigue sin equipar, al igual que le ocurre al nuevo centro de salud de la zona Sur.
Es sin duda la falta de sustituciones lo que más repercute negativamente tanto a los profesionales como a los usuarios. “No se cubre una baja a menos que la situación sea sangrante o se haya denunciado veinte veces”, afirman desde el centro de salud de La Serrana, que ha llegado a sufrir en los últimos tiempos hasta cinco bajas laborales. “Se ha hecho un sumando y en total en un año ha habido doscientos treinta y tantos días sin estar la plantilla completa”.
Es más, hasta hace una semana no se ha cubierto una baja que venía arrastrándose desde agosto. “Los pacientes estaban tirados, porque cada día los veía un médico diferente, ya que como cada día se repartían las agendas no había ni continuidad ni seguimiento, cuando lo normal es que todos los pacientes tengan sus médicos de cabecera”.
En Jerez Centro, en la calle José Luis Díez, tampoco se cubren todas las bajas. Ha habido dos jubilaciones y una excedencia y sólo se han cubierto dos. El caso más sangrante se vive en Rayos X. Es el único centro de atención primaria de Jerez que cuenta con este aparato para atender a los usuarios que vienen derivados de sus médicos de cabecera. Aún así sólo hay un técnico por la mañana y otro por la tarde para cubrir una población de 220.000 personas entre Jerez, sus pedanías y San José del Valle. Lo normal es que al menos hubiera otras dos personas para agilizar la lista de espera, que actualmente es superior al mes. Sirva un dato para comprobar esta insólita situación. En Arcos o Rota, poblaciones que no superan los 30.000 habitantes, cuentan con el mismo número de técnicos de rayos para atención primaria que en Jerez.
Para luchar contra estos recortes nacía en marzo la plataforma Marea Blanca, formada por los profesionales de la atención primaria. Tras meses de concentraciones y reuniones con la por entonces gerente del área sanitaria, Ángeles Prieto, ahora se ven desamparados ya que el nuevo gerente, Manuel Lubián, no les reconoce como colectivo. “Lo que quiere es que nos veamos como sindicato o como trabajadores individuales, por lo que esto supone un incumplimiento de la gerencia, que ya tenía un compromiso con nosotros”, señala una representante de la plataforma que, además de los recortes, denuncia la nula conexión entre la atención primaria y los servicios especializados del hospital así como la arbitrariedad en la aplicación de las medidas que hacen referencia al decreto de las 37,5 horas semanales.
Si en Atención Primaria la situación es visiblemente mejorable, prácticamente lo mismo pasa en el hospital. Desde el Sindicato de Enfermería (Satse) temen que, como viene ocurriendo las últimas navidades, se cierren camas dentro del plan de vacaciones del hospital. “No tenemos aún ninguna comunicación oficial, de hecho en verano no nos dieron ninguna información, pero presumiblemente va a ser igual que en años anteriores”, afirman desde el sindicato, que recuerda que ya a finales del año pasado el hospital tuvo que reabrir camas en las unidades de Cirugía, Traumatología y Cardiología debido a la gran cantidad de pacientes que necesitaban ser atendidos, si bien esto no vino acompañado de un refuerzo en personal, lo que generó una falta de atención evidente.
Porque en el hospital, al igual que pasa en atención primaria, las bajas tardan muchísimo en cubrirse. Ahí está el reciente caso de las matronas, que hasta que no hicieron pública su delicada situación no vieron como la Junta reemplazaba parte de las cuatro bajas que venían sufriendo desde hace meses.
En este sentido, la unidad de Urgencias siempre ha estado en el punto de mira de los pacientes. Desde el hospital afirman que últimamente la situación allí “está más tranquila”, pero siguen reconociendo que falta personal para poder agilizar el servicio. “La política del SAS con respecto a las sustituciones es austera y de espalda a la atención sanitaria. Lo único que busca es cuadrar las cuentas”.
Como es lógico, el mayor afectado es el paciente. “Hay cerradas seis agendas de especialidades. En Traumatología por ejemplo ya puedes pedir una cita, que te la darán para no se sabe cuando”. Por cierto, el que suscribe y su maltrecho pie derecho dan fe de ello.
“A veces no tenemos ni sábanas”
Los recortes no sólo afecta al tema del personal. Como bien señalan desde un centro de salud de Jerez, “los recortes afectan a lo más simple. La premisa que nos dan es que hay que reestructurar tirando a la baja. Hablamos por ejemplo de las recetas de pañales. Cada vez hay que mermar más, y si antes se daban un número de pañales ahora hay que revisar lo revisado. Pero es que la escasez del material de curas del día a día es impresionante: ni gasas, ni apósitos... A veces no tenemos ni sábanas, ni papel de camilla”.
“Levantabas la alfombrilla de la ambulancia y veías la carretera”
Un edificio de cristales vacío. Eso es hoy la unidad de radioterapia de Jerez. Lo saben bien los centenares de pacientes que han tenido que tratarse fuera de nuestra ciudad, mayoritariamente en Sevilla, ante la falta de presupuesto de la Junta para dotarlo del equipamiento necesario. Parece que 2016 podría ser el año en el que empiece a funcionar. Ya se está llevando a cabo el proceso de adjudicación, si bien luego tocará instalar la maquinaria, realizar las pruebas técnicas y recibir la pertinente autorización del Consejo de Seguridad Nuclear. “Conociendo a la administración, yo creo que nos plantaremos en 2017”, asegura un tanto pesimista Pepe Montero, portavoz de esos pacientes que a diario hacían una media de 200 kilómetros para tratarse –o intentarlo- en dos clínicas concertadas de Sevilla. “Había veces que íbamos para nada porque la máquina se estropeaba, a pesar de que hablamos de un tratamiento que no se puede interrumpir”.
A su tratamiento, ya de por sí doloroso, se le unía las precarias condiciones en las que viajan hasta la capital hispalense. “Más que ambulancias son furgonetas viejas como ellas solas que no están preparadas para el transporte de este tipo de pacientes. Si levantabas la alfombrilla veías la carretera”.
Afortunadamente, de aquí a enero esos viajes insufribles habrán acabado para todos. La mayoría ya se trata en una clínica jerezana con la que la Junta ha llegado a un acuerdo para los próximos dos años por 4,2 millones.