Así lo señaló ayer el director del Instituto de la Juventud (Injuve), Gabriel Alconchel, durante la presentación del estudio Desmontando a ni-ni. Un estereotipo juvenil en tiempos de crisis, elaborado por un equipo de investigadores dirigido por el profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Lorenzo Navarrete.
Un auténtico “ni-ni” es aquel que no está ocupado, no está buscando trabajo ni muestra deseo de buscarlo, no está afectado por una regulación de empleo, no muestra incapacidad o enfermedad que le impida buscar empleo y no está cursando estudios ni recibiendo formación, ni tiene pensado acceder a ella de inmediato.
Además, no realiza trabajos no remunerados de tipo benéfico o asistencial, no tiene a su cargo el cuidado de familiares o conocidos dependientes ni es responsable de las tareas domésticas.
La etiqueta “ni-ni” marca una imagen del colectivo juvenil “burdamente injustificada”, ha señalado Alconchel, quien ha explicado que el objetivo del estudio era “deshacer ese entuerto”.
El “gran descubrimiento del informe es que hay una juventud muy consumista, muy desorientada y perpleja, pero con proyectos y muy enganchada al futuro”, señaló el profesor Navarrete.
Alconchel insistió en que a la juventud actual no le falta motivación ni inhibición, es más pragmática y está más formada que nunca y preparada para afrontar la crisis.
Precisamente a pesar de la difícil situación económica, el número de jóvenes que están en situación de desorientación “ni-ni” ha descendido.
Una de las explicaciones es que los jóvenes se han acostumbrado a la crisis, según el sociólogo Enrique Carreras, otro de los autores del estudio.
El profesor Navarrete consideró que “la gente, en general, espera que la crisis pase”.