En el tercer día del asalto militar sobre el bastión insurgente de Marjah y aledaños, la OTAN y las fuerzas afganas anunciaron que a partir de ahora descartarán el uso de artillería pesada para evitar sucesos como los doce civiles muertos del domingo a causa de dos cohetes desviados que lanzaron las tropas extranjeras.
Así lo anunciaron en una rueda de prensa conjunta en Helmand el ministro afgano de Defensa, Abdul Rahim Wardak, el de Interior, Mohamed Hanif Atmar, y el jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, Stanley McChrystal.
Wardak constató que la zona del ataque ha sido “sitiada” y que muchos de los cientos de talibanes que supuestamente se hallan en el lugar “han elegido luchar y, hasta ayer, han ofrecido cierta resistencia”.
“Hoy nuestro mensaje para ellos es: vuestra mejor opción es aprovecharos del programa de paz y reconciliación afgano. No hay forma de que podáis ganar allí. El pueblo afgano está determinado a ganar”, apeló.
Wardak advirtió a los insurgentes de que esta vez la fuerza aliada no abandonará la zona, sino que permanecerá en ella y ofrecerá seguridad a la población.
El titular de Interior, Atmar, además de explicar que las tropas renunciarán al uso de artillería pesada, garantizó que estarán en constante contacto con los ancianos notables de la zona para “consultarles” sobre la táctica militar a seguir.
La ISAF admitió anteayer haber lanzado dos cohetes desde una lanzadera múltiple que se desviaron 300 metros de su objetivo inicial –un refugio insurgente– y mataron a 12 civiles, aunque ayer dijo que la distancia era de 600 metros.