El tribunal del jurado ha declarado culpable de asesinato a la mujer acusada de matar a su marido, que padecía una enfermedad degenerativa y no podía valerse por sí mismo, enterrarlo en un terreno en Godelleta (Valencia) y fingir su desaparición voluntaria.
Tras escuchar el veredicto, dictado por unanimidad en la mayoría de hechos sometidos a la consulta del jurado, tanto el fiscal como la acusación particular han solicitado que la mujer sea condenada a prisión permanente revisable como responsable de un delito de asesinato de una persona especialmente vulnerable, con la agravante de parentesco. Además, han reclamado una indemnización de 125.000 y 155.000 para los dos hijos de la víctima.
La acusada había alegado que ayudó a su marido a suicidarse, y que al no lograrlo con pastillas, trató de asfixiarlo con butano y luego lo estranguló. La defensa ha anunciado que recurrirá la sentencia.
El jurado popular ha considerado que esta mujer dio muerte de forma intencionada a su marido y ha pedido que no se le aplique ningún beneficio posible a su condena y que tampoco se proponga su indulto, tal y como había solicitado la defensa.
El fallecido, que fue asesinado el 1 de diciembre de 2019, se había casado con la acusada en 2017 y, en el momento de su fallecimiento tenía reconocida una discapacidad del 79 %, y una enfermedad, ataxia cerebelosa, que estaba en estado "muy avanzado".
La mujer alquiló una parcela en Godelleta, donde llevó a su marido, al que había dormido tras darle un somnífero asegurándole que era una pastilla para el dolor, el 1 de diciembre de 2019. Asimismo, mandó excavar una fosa en el terreno y, el día de los hechos, hizo que le acompañara su hijo, entonces menor de edad, a quien hizo creer que estaba cumpliendo la voluntad del marido y ayudándole a morir sin dolor.
Una vez en la parcela, dejó al hombre dormido dentro del coche y abrió la espita de una bombona de butano, pero tras comprobar que seguía con vida, cogió un cordón de las zapatillas del menor y lo estranguló con ellas, a pesar de la resistencia que ofreció el hombre.
Una vez fallecido, sacó el cadáver del vehículo y lo metió en la fosa -en la que introdujo productos químicos para disolverlo-, lugar donde permaneció el cuerpo hasta el hallazgo del cadáver en junio de 2020.
Pocos días después del estrangulamiento, el 5 de diciembre, denunció la desaparición de su marido, al que aseguró haber llevado a una fiesta, y afirmó que cuando había ido a recogerlo ya no estaba.
Asimismo, enseñó un mensaje enviado desde el teléfono de él en el que decía "lo siento mucho, no voy a volver a casa", al que siguieron varias comunicaciones más que enviaba ella misma desde el teléfono del fallecido, también a sus familiares y amigos, en las que reclamaba que no se le buscara.
En el transcurso del juicio la procesada admitió haber estrangulado a su marido y también haber ocultado su muerte a familiares y conocidos, y propuso que se la condenara por haber infringido el artículo 143.4 del Código Penal -cooperar con actos directos a la muerte de una persona que sufriera un padecimiento grave, con sufrimientos físicos o psíquicos constantes, por petición expresa de ésta- a una pena de dos años.
Sin embargo, su relato enfocado en una supuesta eutanasia no ha resultado creíble para los miembros del jurado, que han emitido el veredicto de culpabilidad.