Y los primeros en esta lista (aunque sea políticamente incorrecto decirlo porque aquí sólo se puede criticar a quien gobierna y nunca a quien lo hace) han sido los policías locales. Por las bravas, sin avisar, sin pensar en las consecuencias, decidieron el pasado sábado ponerse casi todos ‘enfermos’ e iniciar una huelga encubierta que dejó a la ciudad sin nadie que la protegiese. Claro que para el SIP está todo justificado, ya que el Gobierno local no ha cumplido con sus promesas de dotar con más medios a este Cuerpo policial. Y no les falta razón a los agentes... sobre todo cuando comentan esta noticia en internet y se descubre que nadie habla de esos medios teóricamente tan necesarios, sino del dinero que Juan Manuel García Bermúdez dicen que les prometió y que ahora nadie asume. Y es que todo es un cabaret y todos se disfrazan y cantan y... nadie dice la verdad, porque lo único que les importa es el “money, money, money” de la canción y nada más. A veces da la sensación de que serían capaces de patrullar andando si a cambio pueden cobrar los cerca de 500 euros que reclaman de más. O por lo menos durante el tiempo que les dure el dinero, porque cuando se acabe ya volverá a la memoria esas reivindicaciones sobre los pocos medios de los que disponen para trabajar. Y es que mientras haya dinero, quién necesita más medios para trabajar.
Y si no que se lo pregunten a los de la CGT (otros políticamente incorrectos de criticar) que iniciaron una protesta --en realidad iban a ser dos, pero la última se les cayó por falta de tiempo-- porque la plantilla municipal cobró su nómina con unos días de retraso. Y también es justo reconocer que no les falta razón para manifestarse, porque la obligación del Ayuntamiento es cumplir religiosamente con este pago, pero tampoco es necesario bloquear algunas dependencias municipales (sólo las que controlan sindicalmente, eso sí) porque haya habido un retraso. Pero, claro, siendo justos, el motivo no era tanto el retraso como la ocasión de presionar al Ayuntamiento (y en concreto al área de Deportes) para que a cambio de su silencio se recolocará a varios miembros de este sindicato que han sido expedientados en dicha área municipal.
Y por medio los trabajadores de Sergesa, que no cobran sus nóminas pese a que el Ayuntamiento sí ha cumplido con el pago a la concesionaria y es ésta la que incumple sus obligaciones. Y, para no ser menos, protesta al canto, aunque en este caso no sé si con razón, pero sí de forma más justificada. Y es que al final da igual lo que se haga, si se paga o no se paga, la culpa es del Ayuntamiento, ya que según señala la UGT, la empresa ha utilizado este dinero para tapar sus huecos financieros en otras provincias en lugar de abonar las nóminas. Y la obligación del Ayuntamiento ya no es sólo pagar --que bastante es tal y como está el patio-- sino velar en qué se gasta ese dinero la empresa que lo recibe.
Y luego se queja todo el mundo cuando la alcaldesa dice que hay quien no quiere la paz social en la ciudad y le acusan de enfrentarse a los trabajadores municipales y le piden que rectifique y que pida perdón. Si no hay nada que rectificar, lo único que se debe hacer es montar un cabaret y decir las cosas claras: que lo que la gente quiere es “money, money, money”.
Pacheco se vuelve un hombre muy reflexivo
Pedro Pacheco declaró ante el juzgado por el tema de los asesores y salió como entró: “enorme”. Tanto que ni duda de que no sólo le van dar la razón, sino que van a enchironar a la alcaldesa por denunciarlo. Pero lo curioso no es tanto que esté satisfecho de su declaración, sino su nuevo anuncio de que en enero decidirá si vuelve o no a la política. A este paso, con tanta reflexión y tanto aplazamiento, el día que decida qué hacer habrán pasado las elecciones... y tendrá otros cuatro años para reflexionar más.
La Barca, con timonel pero sin segregación
A este paso a La Barca sólo le va a faltar que alguien le ponga un cartel en su entrada diciendo que nadie va a respaldar su segregación. Se lo dijo el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta y ahora el TSJA, pero su timonel, Roque Valenzuela, está dispuesto a seguir remando contracorriente para aferrarse a su sueño. Y es que el problema es que todos dicen lo mismo: no es viable económicamente. Pero a quién le importa el dinero si se puede seguir viviendo del sueño de ser el primer alcalde independiente.