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Sevilla

Veladores: el derecho a la ciudad

Más veladores no se traducen en más empleo, como demuestran las cifras del mandato de Zoido

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  • Campana -
  • Más veladores no se traducen en más empleo, como demuestran las cifras del mandato de Zoido
  • La patronal sostiene que sólo hay un 1% de bares infractores, cuando serían un 36 por ciento

La Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, equivalente a una Declaración de Derechos Universales del Hombre en las urbes, se basa, entre otros, en estos principios:

-El disfrute democrático de la ciudad como espacio abierto al intercambio, el encuentro, el ocio, la recreación y la creatividad colectiva.

-La función social de la ciudad: usufructo por todos sus habitantes de los recursos, bienes y servicios que la ciudad ofrece, privilegiando el interés común sobre el derecho individual y los intereses especulativos en el suelo urbano.

En el marco del Derecho a la Ciudad se comprende mejor y se justifica la decisión de Espadas de devolverle a los sevillanos parte de la Sevilla ocupada por los veladores, especialmente en la calle San Fernando, la Avenida de la Constitución y la Campana, en lo que ha supuesto la privatización del espacio público de forma masiva en beneficio de unos pocos y la demostración del fracaso de la supuesta peatonalización de Monteseirín bajo el lema “la ciudad de las personas” por oposición al tráfico rodado. Y es que casi sin solución de continuidad el espacio otrora ocupado por los coches y los autobuses fue colonizado por los veladores, seguidos de ciclistas, patinadores, coches de caballo, segways, amén del tranvía, con la aquiescencia o el permiso expreso del gobierno municipal de turno.

Monteseirín cesó como alcalde en el año 2011 dejando la ciudad con 9.635 veladores autorizados. Cuatro años después, al abandonar el Ayuntamiento, Zoido había elevado el número hasta 13.679, con un incremento de nada menos que del 42%.

Hasta el final

En estas cifras se ha apoyado Espadas para afirmar que “la enorme proliferación de veladores en el Casco Histórico deriva de las autorizaciones indiscriminadas aprobadas durante el mandato de Juan Ignacio Zoido”.

A título de ejemplo, fue el gobierno en funciones de Zoido el que un día (28 de mayo) después de celebradas las elecciones municipales del 27 de mayo de 2015, en que perdió su mayoría absoluta de 20 concejales y se vislumbraba el pacto de izquierdas que auparía a Espadas a la Alcaldía, autorizó a la hamburguesería McDonald’s de la Campana la ocupación de 34,57 m2 en pleno corazón de la ciudad para la instalación de 8 mesas, 30 sillas y 3 sombrillas. Así pues, Zoido estuvo autorizando veladores hasta con su mandato ya vencido y en vez de dejar la decisión en manos del nuevo gobierno municipal salido de las urnas.

Cuentan las crónicas que menos de dos meses después de la toma de posesión de la corporación presidida por Espadas el Ayuntamiento realizó una inspección en la Campana y comprobó que la popular cadena de comida rápida habría instalado, presuntamente, dos mesas y cuatro sillas más de las autorizadas, además de elementos publicitarios no contemplados en la licencia.

El Ayuntamiento ha decidido liberar de veladores este espacio en el corazón de la ciudad a partir del año próximo. Espadas justifica la decisión diciendo que en algunas zonas estos elementos son “sencillamente incompatibles con una movilidad razonable, como ocurre -añade- en la plaza de la Campana, debido a su estratégica localización y a la enorme cantidad de personas que la transitan”.

Rechazo de la patronal

La Asociación de Empresarios de Hostelería ha calificado la decisión municipal de eliminar todos los veladores en la Campana, el 80% de los existentes en la calle San Fernando y el 60% de los que hay en la Avenida de “atropello”, por tres supuestas razones:

1) “Se condena al cierre a muchos negocios con licencia en vigor desde hace años, a los que se pretende cambiar las reglas de juego de hoy para mañana”. La patronal olvida que las licencias de ocupación de la vía pública no se conceden para toda la vida sino que han de renovarse generalmente de año en año, por lo que los dueños de los establecimientos han de trabajar también con la hipótesis de su expiración al cabo de un periodo de 365 días y no sólo con la de prórroga automática. No obstante, en un sistema garantista como el nuestro, el Ayuntamiento ha anunciado a continuación que someterá a información pública la nueva ordenación antes de fin de año a ser posible, para que todo el que quiera alegar en defensa de sus intereses ejerza su derecho.

2) “La problemática de los veladores es creada por un porcentaje mínimo de establecimientos hosteleros incumplidores, que causan problemas a los vecinos y a los propios hosteleros, los cuales sufren una clara competencia desleal. Hay que aplicarles el régimen sancionador con todo su rigor, pero de ningún modo compartimos que paguen todos por unos pocos y que se transmita una imagen de incumplimiento generalizado, que no es cierta”.

La patronal ha llegado a cifrar en tan sólo un 1% la proporción de locales vulneradores de la Ordenanza. Sin embargo, el Ayuntamiento ha informado de que actualmente tiene incoados 1.438 expedientes o denuncias. Si en Sevilla hay 4.000 bares en números redondos, esto significa que hay un 36% de presuntos infractores de la normativa. Dicho de otro modo, uno de cada tres bares estaría incumpliendo las disposiciones vigentes, 36 veces más de lo que sostiene la Asociación del ramo.

Ejemplo:  según el Ayuntamiento, todos y cada uno de los trece locales de restauración de la Avenida han cometido algún tipo de infracción, y eso pese a que son de los más cercanos al Consistorio.

3) “El 70% de la facturación de los negocios hosteleros está vinculada a la terraza. El 40% del empleo está destinado a la atención al velador. Si las licencias son de quita y pon, ¿qué seguridad jurídica se le ofrece a un empresario que quiera abrir o ampliar un negocio si mañana se puede quedar sin licencia?

¿Qué tipo de contratos puede ofrecer a sus trabajadores si no sabe si dentro de unos meses van a cambiar de nuevo las reglas de juego de manera unilateral?

Nos hallamos ante la típica amenaza de la destrucción de puestos de trabajo o, en sentido inverso, de que el empleo lo justifica todo, desde las aberraciones urbanísticas hasta la privatización de los espacios públicos que pertenecen a todos los sevillanos. Al margen de la precariedad y temporalidad de los empleos que caracterizan al sector, como denuncian los sindicatos cuando hablan de “la cara B del turismo” en la ciudad, la realidad demuestra que la multiplicación de veladores y su ocupación de calles y plazas no ha servido para crear empleo.

Recordemos que Zoido llegó al Ayuntamiento con 9.635 veladores y con 76.689 parados. Dejó la Alcaldía cuatro años después con 13.679 veladores (4.044 más) y 84.470 parados (7.781 más). Así pues, no existe una relación inversamente proporcional entre veladores y desempleados: a más veladores no hay menos parados (de momento, todo lo contrario).

Embudos humanos

Se ha llegado a decir que los peatones nunca se han quejado de los veladores “porque es una tradición de 30 años sentarse en la Campana”. Sí, pero de sentarse en unas cuantas mesas al lado del kiosco de Curro se ha pasado con el tiempo a la ocupación de prácticamente todo el espacio alrededor, sin contar con las colocadas posteriormente a lo largo de la fachada de la confitería en el tramo más estrecho de la calle Sierpes, con lo que se ha convertido el acceso a esta vía en un embudo para los peatones, especialmente difícil para ancianos, niños y discapacitados.

En el fragor del debate suscitado por el anuncio municipal se ha llegado también a proponer desde el sector como solución al problema de los veladores ocupando todas las aceras de la calle Mateos Gago cortarla al tráfico y convertirla en peatonal, no se sabe bien si para consolidar definitivamente la ocupación actual de las aceras o para disponer de más espacio para extender los veladores, como ha ocurrido en la estrechada calle Almirante Lobo tras el arboricidio de Zoido.

Es una obviedad que en Sevilla, y especialmente en el Centro, sobran veladores y que este exceso degrada hasta extremos africanos la imagen turística de una ciudad que está así muy lejos de equipararse a las grandes urbes europeas (París, Londres) donde impera un turismo cultural y de elevado poder adquisitivo.

La reducción y nueva regulación propuesta por el Ayuntamiento es absolutamente necesaria. Parafraseando a Espadas, “ha llegado el momento de volver al sentido común” y de recuperar la ciudad para los ciudadanos.

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