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Punta Umbría

Lee y Audiard, dos vías opuestas para Cannes

Una inyección de optimismo de calidad con Taking Woodstock, del taiwanés Ang Lee, y un mazazo brutal del mejor cine francés, con la impactante Un prophète, de Jacques Audiard, convirtieron en un festín cinéfilo la jornada a concurso en el festival de Cannes.

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Una inyección de optimismo de calidad con Taking Woodstock, del taiwanés Ang Lee, y un mazazo brutal del mejor cine francés, con la impactante Un prophète, de Jacques Audiard, convirtieron en un festín cinéfilo la jornada a concurso en el festival de Cannes. 

Una película sobre un festival de música triunfando en un festival de cine parece un trabalenguas que sólo un maestro de la talla de Ang Lee podría recitar con fluidez. Taking Woodstock, la historia de Elliot Tiber, uno de los impulsores del festival que cumple ahora 40 años, es además la enésima demostración de la extraordinaria capacidad de su director para introducirse en mitos de patrias ajenas. 

Lee bucea sin cinismo ni crítica, sino con honestidad entusiasta en el festival que, entre el 15 y el 18 de agosto de 1969, ofreció “tres días de paz y música” con Janis Joplin, Jimmy Hendrix o Bob Dylan, entre otros, revolucionó el pequeño pueblo de White Lake, cerca de Nueva York. 

“Yo vi Woodstock por la televisión en Taiwán. Era muy joven entonces, pero con los años entendí lo importante que era que toda una generación se rebelara contra lo establecido y buscara una nueva refrescante manera de relacionarse”, explicó. 

El director de Deseo, Peligro (2007), por la que ganó su segundo León de Oro en Venecia, no descuida el tapiz generacional pero, como es habitual en él, se acerca a lo universal con la historia de Tiber, interpretado con suma delicadeza por el cómico Demetri Martin. 

Él y sus padres –que encarnan con ternura Imelda Staunton y Henry Goodman– sirven a Lee para componer un hermoso señuelo que devuelve al espectador, con su poder estético y musical, ni más ni menos que la firme creencia de que la vida puede ser maravillosa. 

“He querido dar una idea glorificada, romántica del que considero el último reducto de inocencia”, explicó Lee en rueda de prensa. 

También se vio ayer la primera película francesa vista en el concurso, Un prophète, una cinta que lleva la palabra premio inscrita en sus dos horas y media de metraje, en las que Jacqes Audiard potencia sus mejores cualidades narrativas y su poética insólita dentro de una cárcel. 

Gran parte de la responsabilidad de su espléndido resultado final recae en el actor debutante Tahar Rahim, que hace evolucionar su personaje, un árabe de 19 años condenado a seis años de prisión, a través de la épica malsana de la cinta. 

Rahim descubrirá intramuros que esconde dentro de sí un poderoso carisma capaz de bregar con un capo de la mafia corsa.

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