Bardem vuelve a demostrar su “talento, su excelencia” como actor, en palabras de Iñárritu, y hace creíble un personaje extremo y complejo dentro de una realidad cotidiana en la que se ven inmersas muchas personas en esta sociedad.
Eso es lo que quiso contar Iñárritu con un filme que narra la historia de Uxbal (Bardem), un hombre que escucha a los muertos, con dos hijos y con una relación difícil e intermitente con su mujer, que es bipolar.
Uxbal sobrevive en medio de la ilegalidad, haciendo de mediador entre una fábrica en la que se explota a inmigrantes chinos, y los africanos que venden la mercancía por las calles de Barcelona.
Un filme duro, realista, a ratos sórdido y deprimente –con una fantástica labor de fotografía de Rodrigo Prieto– que, sin embargo, el director considera su trabajo “más esperanzador, con diferencia”, porque “al final la esperanza está en cómo reaccionas ante los desastres, en cómo ayudarnos a nosotros mismos y a los demás”.
Y primer largometraje que realiza sin el guionista con el que había trabajado hasta ahora, Guillermo Arriaga, a quien no parece haber echado en falta, ya que ha escrito el guión, basado en una idea propia, en colaboración con Nicolás Giacobone y Armando Bo, con los que, aseguró, ha disfrutado mucho trabajando.
Tras realizar Babel (2006), que le llevó a recorrer medio mundo, Iñárritu se sentía “exhausto” y se prometió que haría algo mucho más simple.
“Quería rodar en mi propia lengua” y con una historia sencilla, explicó el director, que, sin embargo, reconoció que esta película ha sido “tan difícil de realizar como cualquier otra”. Es una historia lineal, lo que fue un desafío para Iñárritu que en sus anteriores películas se caracterizaba por la mezcla de historias y los continuos saltos en el tiempo.
Aunque, reconoció, en el fondo “es lo mismo, pero diferente”. “Antes contaba historias complejas de forma simple y esta es una historia muy sencilla. Es Babel en una escena”, precisó. Y todo el peso de la película recae en Bardem, que tiene un personaje muy intenso, tanto como el proceso necesario para prepararlo, explicó el actor, quien resaltó que realizar este trabajo le ha permitido “ir a muchos lugares en los que un actor crece como profesional”.
Sobre su trabajo con Iñárritu, el español señaló que el director sabe “cómo cuidar los detalles de las interpretaciones”. Algo que le ayudó a desarrollar un personaje rodeado de corrupción y explotación, una persona “que trata de sobrevivir en ese mundo. Alguien que no quiere, sin embargo, perder lo principal de la vida, que es el amor y la compasión”.
Un trabajo extraordinario y lleno de matices, con gestos apenas esbozados que dicen mucho de la historia y merecedor, sin duda, del premio de Cannes al Mejor Actor. efe