El monasterio de Santa María de Jesús, de las Clarisas, se deja sentir en la calle Águilas porque todo el año huele a gloria. A la gloria que sale de las cocinas y las manos de las monjas que elaboran los dulces de convento. Pero desde hoy viernes y hasta el próximo 30 de junio, el monasterio, con motivo de sus 500 años, se dejará sentir también a través de los ojos. Sus espacios más íntimos se abrirán por primera vez en cinco siglos al público para invitar, por unos minutos, a sentir cómo es la vida contemplativa a través de los tesoros que hasta 20 generaciones de religiosas han mimado, cuidado y venerado.
La Magna Exposición, comisariada por Antonio María Lebrero, mostrará joyas, como el Nacimiento de la Roldana que la madre abadesa, Sor Lucía Durán, abre de par en par intuyendo que los presentes van a quedar impactados ante la delicadeza y riqueza de una pieza única.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que acompañó ayer a las monjas en el acto de presentación de la exposición, patrocinada por la Fundación Unicaja, llamó la atención sobre la “tonalidad eucarística” de la muestra, como corresponde a una congregación de clarisas, apostilló.
El director del área de Actividades Socioculturales de la Fundación Unicaja, Rafael Muñoz, destacó que la exposición “nos ha permitido demostrar nuestro compromiso con la cultura, el patrimonio y con la provincia de Sevilla. Ésta es una ocasión única para acceder a los tesoros de este convento”. La madre abadesa remarcó que la muestra es no sólo un “momento importante” en la historia de la congregación sino que brinda la oportunidad de “escribir con letras de oro” el testamento de 500 años de entrega y “amor” de las hermanas clarisas a los más necesitados y a Sevilla.
En esta misma línea se manifestó el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, que resaltó la vocación de servicio de las hermanas, centrado en el cuidado del patrimonio y de los demás. 500 años de oración, Monasterio de Santa María de Jesús es una oportunidad para conocer la vida y la obra desarrolladas por las monjas clarisas en estos cinco siglos.
En las visitas, guiadas y con grupos de 15 personas, se conocerán la iglesia, el coro alto, el coro bajo y dependencias del convento sin apenas cambios en 500 años.
Se ha hecho una selección de pinturas, esculturas, orfebrería, cerámica y textiles de los siglos XVI al XIX, así como de documentación manuscrita e impresa relevante de la fundación del convento. El horario es de martes a domingo de 13.00 a 14.30 y de 18.00 a 19.30, según la información facilitada por los guías que realizan las visitas.