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Sevilla

Contramano: Educación, la clave

El único Plan Estratégico debe ser sacar de la lista de los más pobres de España a siete barrios sevillanos

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  • Espadas, en el acto de entrega de medallas de Sevilla. -
  • Finlandia, Corea del Sur y Singapur abandonaron la pobreza gracias a su fuerte apuesta por la educación

Casualidad o coincidencia, justo en la víspera del acto de entrega de las medallas de la ciudad el Día de Sevilla con motivo de la festividad de San Fernando, el arzobispo y dirigentes de Comisiones Obreras presentaron la Memoria 2017 de Cáritas Diocesana y un informe sobre Rentas Salariales, respectivamente, que constituyen una doble enmienda a la totalidad al mensaje de salida de la crisis económica y de recuperación que emiten nuestros gobernantes.

Aunque oficialmente el paro ha bajado en Sevilla capital (71.755 parados todavía) y su provincia (198.031), los responsables de Cáritas han constatado el incremento de la pobreza, no ya sólo entre quienes carecen de ingresos por hallarse en desempleo (el 34% no perciben prestación alguna), sino también entre los aparentemente privilegiados que tienen un trabajo y cobran un salario: uno de cada cuatro sevillanos asalariados perciben una remuneración insuficiente para poder salir de la pobreza. Dicho de otro modo: tener un trabajo en Sevilla no es una garantía de poder llevar una vida digna.

Lo ratificó en paralelo Comisiones Obreras en su informe sobre las Rentas Salariales, nada tendencioso porque ha sido elaborado con los datos oficiales de la propia Agencia Tributaria: el 56,3% de los trabajadores sevillanos cobran menos de mil euros al mes (y de ellos, el 43,7% no cobran ni el salario mínimo interprofesional, que en 2016 fue de 655 euros), y un 30% no cobran, atención, ni 327 euros mensuales. ¿Se puede vivir con esta última cantidad, que supone menos de 11 euros al día? ¿Vivir o sobrevivir?

Precariedad

Item más, el sindicato ha alertado de que el número de trabajadores que cobran menos de mil euros mensuales no deja de incrementarse. En once años, los ni siquiera mileuristas han pasado de representar el 47% de todos los trabajadores sevillanos al 56,3%. Por ende, el 96% de los contratos de trabajo que se firmaron durante el último año en nuestra tierra fueron de carácter temporal. Y a todo ello hay que unir los 71.755 parados. Así queda de manifiesto quiénes han sido y siguen siendo las grandes víctimas de la crisis.

Por eso, Cáritas ha tenido que acudir en socorro de 16.119 familias y de 51.581 personas en Sevilla capital y provincia. El deprimente panorama se completa con el recordatorio por parte de aquélla de que tres barrios (Polígono Sur, Los Pajaritos y Torreblanca) de los cuatro más pobres de España están en Sevilla, y cuatro más figuran en la lista de los quince del país con más pobreza y exclusión social.

Con este doble aldabonazo, el de Cáritas y el de CCOO, recogido en las portadas de los periódicos, se celebró el Día de Sevilla y el acto de entrega de las medalla de la ciudad, donde se habló más del futuro futurible, valga el juego de palabras, que de este inhóspito presente en el que malviven demasiados millares de sevillanos.

Mínima mención

En su discurso de doce folios, Espadas sólo hizo una mínima mención a esta realidad, cuando dijo: “somos una ciudad de contrastes que pelea (no especificó cómo) por sacar a sus barrios más pobres de un ranking contra el que nos rebelamos, a la vez que es reconocida un día sí y otro también como ciudad que conocer y disfrutar por el New York Times, por el Financial Times, por Trip Advisor, por Lonely Planet y por algunos de los más importantes organismos internacionales y europeos que nos eligen para celebrar los congresos de investigación, turísticos, médicos, políticos… que traerán para la ciudad este año 200 millones de euros”.

El alcalde hizo diversas alusiones al Plan Estratégico 2030, pero tras los informes de Cáritas y de CCOO la estrategia de la ciudad debería ser sólo una: sacar de la vergonzante lista de los quince barrios más pobres de España a los siete barrios sevillanos que figuran en la misma y de la exclusión social a esas decenas de miles de convecinos nuestros que aún deben implorar caridad para sobrevivir.

Pero, y ésa es la pregunta (o más bien la respuesta) del millón: ¿cómo? ¿Qué se puede hacer? ¿Es posible salir de la pobreza? A lo largo de la historia se ha demostrado que es posible, y más recientemente tenemos tres casos dignos de estudio: Finlandia, Corea del Sur y Singapur.

Finlandia

Finlandia, un país otrora meramente maderero y que aún hoy es el 117º  menos poblado del mundo, con tan sólo 16 habitantes por Km2, tiene una renta per cápita de 40.600 euros, la 17ª más elevada del orbe. El vicepresidente del sistema universitario finés, Pasi Kaskinen, declaró recientemente: “Finlandia era uno de los países más pobres de Europa, un país realmente muy pobre, hasta que invirtió en educación. Nos llevó mucho tiempo (cambiar), pero la clave es tener buenos maestros en la escuela. El sistema se basa mucho en los profesores, en capacitarlos bien y tener un buen ambiente para ellos”.

El objetivo de Finlandia es que todos sus ciudadanos tengan  la misma oportunidad de acceder a una educación de buen nivel porque luego ellos, capacitados, se encargarán por sí mismos de hacer el resto.

Corea del Sur

¿Cómo logró Corea del Sur su milagro económico?, se preguntó la BBC hace tres años, teniendo en cuenta que cuando la guerra de Corea terminó en 1953, este país, destruido tras el conflicto, era más pobre que, por ejemplo, la mayoría de los iberoamericanos. Sin embargo, hoy su economía es la undécima del mundo en términos de Producto Interior Bruto (PIB) y goza de una renta per cápita de 26.448 euros, la 31ª más alta entre los 196 países de la clasificación.

Según Jasper Kim, profesor de la Universidad Ewha (Seúl), Corea del Sur ha conseguido llegar adonde está al apostar por el único recurso que tenía en abundancia: su gente. Tanto el Gobierno como las familias se percataron del valor de la educación e invirtieron en ella de modo extraordinario. Y esa apuesta por la educación fue la que suministró los ingenieros y los trabajadores industriales que necesita la base manufacturera, de donde sale la riqueza del país.

Singapur

Singapur es un conjunto de islas de tan sólo 719 Km2 y, por tanto, uno de los países más pequeños del mundo. En 1959 la renta per cápita apenas llegaba a 500 dólares. Hoy es de 63.131: se ha multiplicado por 126 (la duodécima más alta del planeta). Singapur se ha convertido en la cuadragésima economía por el volumen de su PIB.

Hace casi seis decenios, cuando el país era uno de los más pobres del mundo, sus dirigentes elaboraron su particular Plan Estratégico, con algunas apuestas que han resultado decisivas. Una, declarar el inglés como lengua cooficial, junto a otras tres que se hablan en un estado multiétnico como éste, pero con la salvedad de que el inglés es la lengua principal en los colegios. Resultado: el dominio del idioma más utilizado en la economía y en las relaciones internacionales le ha dado una enorme ventaja competitiva sobre las naciones de su entorno.

En paralelo se hizo una fuerte apuesta por la educación, y con una política similar a la de Finlandia la figura de los profesores es enormemente respetada y valorada y su remuneración es similar a la que reciben los científicos. Los maestros son seleccionados entre el 5% de los graduados universitarios con mejores notas.

En el informe educativo internacional PISA (datos de 2015), los estudiantes de Singapur son los primeros en todas las clasificaciones: competencia en ciencia, comprensión lectora y competencia en matemáticas. Finlandia es la quinta, cuarta y duodécima, respectivamente. Corea del Sur, la undécima, séptima y séptima de nuevo. Y España, la 31ª, 25ª y 32ª, respectivamente.

El párrafo

Así pues, las sociedades de Finlandia, Corea del Sur y Singapur supieron ver cuál debía ser la estrategia para salir de la pobreza y el subdesarrollo.

Por eso, entre tantas planificaciones estratégicas metropolitanas y demás lenguaje tecnocrático de Espadas en esa línea, me quedo sólo con este párrafo de su discurso en el acto de las medallas: “Sevilla es la constatación -afirmó- de que la educación mueve montañas, transforma la realidad de las familias de un barrio y supera desigualdades sacando partido al talento. De ello pueden dar fe los 50 años de vida del colegio Santa María de los Reyes, de Torreblanca, o del Instituto Martínez Montañés, en Ciudad Jardín, y los 125 de la Casa de la Trinidad de los Salesianos”.

Si Espadas constata que la educación, al igual que en los países citados, mueve montañas, transforma la realidad de un barrio y supera desigualdades, ¿a qué espera para  convertirla en el eje de su Plan Estratégico?

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