Cuando algo falla, hay que buscar una solución y si el Pleno municipal, la expresión de la soberanía local, incumple los propios acuerdos a los que llega, hay que modificar el reglamento. O al menos ésa sería la teoría, pero la losa de la costumbre parece que se impone en la Casa Grande y mociones, acuerdos y propuestas quedan en el sueño de los justos mientras la burocracia y los impedimentos legales pesan más que la voluntad política de los grupos municipales.
Buena parte de la última sesión plenaria del año se centró en el propio pleno y, aun mirándose el ombligo y poniéndose en evidencia una y otra vez los incumplimientos de los propios acuerdos y mociones, que no deberían ser considerados “sugerencias” como los llamó Carmen Castreño, todo se quedó en la queja y en el rifirrafe político, aunque Participa quiso hacer más que evidente su desacuerdo y se levantó del pleno, ausentándose sus dos concejales de aquellos puntos que no eran vinculantes.
“No vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras vemos cómo pleno tras pleno se incumplen los acuerdos y se van las horas entre insultos y acusaciones que no llevan a nada”, decía su portavoz, Susana Serrano, antes de abandonar el pleno jaleada por una decena de seguidores que increpaban a los socialistas por darles “el Gobierno a Rajoy”, mientras la presidenta del Pleno llamaba a la calma, que no al orden, con un “tranquilos, tranquilos, que estamos en Navidad”.
La evidencia se ponía sobre la mesa con el cambio en el reglamento de Emasesa, que no incluía cambios para aplicar criterios sociales y que no se cortara el agua a personas sin recursos, lo que llevaba en espera desde que se aprobó en pleno en septiembre.
Trámites y avales jurídicos eran esgrimidos por el Gobierno municipal para justificar unos retrasos que indignaban a IU y a Participa, grupos que al unísono criticaban los cortes y que lo aprobado en el Pleno “no servía para nada”, mientras desde Ciudadanos se les instaba a que apretaran las tuercas a Juan Espadas, porque “al final le aprueban las ordenanzas”.
La misma historia en las Juntas Municipales, donde cunde el “mantra” de que lo que se aprueba no sirve para nada y se politizan las asociaciones, acusación que no gustó ni al PSOE ni al PP.