El sector energético español, reunido en torno a unas jornadas organizadas por el Colegio de Ingenieros de Minas del Sur, demandó ayer seguridad en el marco regulador y una estrategia a largo plazo que no está presente en la reforma del sistema energético que sí defendió, aunque reconociendo que no ha gustado a nadie, el ministro de Industria, José Manuel Soria.
Las intervenciones de los ponentes pusieron en evidencia la gran capacidad del “mix energético español”, con generación de todas las tecnologías (carbón, térmica, ciclo combinado, renovables, nuclear y otros), lo que supone una ventaja de cara a la independencia energética.
Sin embargo, se destacaron muchos de los males endémicos del sector: los precios excesivos, la falta de planificación en la liberalización y, sobre todo, la infrautilización de las instalaciones de ciclo combinado. Se invirtió mucho al principio y se abandonó prematuramente por las renovables, ahora sin primas por la insostenibilidad de un “endemoniado” puzle energético que las sucesivas regulaciones no han hecho sino complicar aún más.
Eso fue lo que reconoció el ministro Soria, que asumió que la última reforma no haya contentado a nadie pero que intenta corregir, con el final de las primas y el inicio de incentivos además de con nuevas tasas, un déficit tarifario de 26.000 millones.
Eso sí, defendió el uso de todos los sistemas de generación eléctrico: la nuclear si se determina en cada caso segura y el fracking con todos los requisitos medioambientales. El sector, que recordó una falta de consenso que pasará factura, demandó un punto de equilibrio entre mercado y regulación.
