El Capitán al mando de la 6ª Compañía de la VII Bandera del Tercio de Don Juan de Austria durante un ejercicio con fuego real en Agost (Alicante) donde falleció el soldado de 21 años Alejandro Jiménez Cruz ha insistido en la tesis de que el disparo que acabó con su vida fue “un rebote” y no “un tiro directo”.
En su declaración ante la juez militar togada en el Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla, el capitán Cabello Rodríguez se ha alineado con la declaración del presunto autor del disparo, el sargento Guil Pérez y ha señalado que ha visto “multitud de heridas de bala” en distintos destinos y ejercicios y que la que sufrió el soldado fallecido “no era un tiro directo”.
El capitán, que inició su carrera militar en 2006 y formó parte de la Legión entre 2011 y 2020, ha sostenido además que desconocía que el campo de tiro donde falleció Alejandro estuviera dividido en dos merlones y que se dio cuenta “en la primera reconstrucción” que hizo con los integrantes del pelotón antes de la llegada de los investigadores de la Guardia Civil.
El acusado, al que se le imputan delitos de deslealtad, abuso de poder y obstrucción a la justicia, ha manifestado de igual forma que fueron sus tenientes y no él mismo quienes decidieron que los dos pelotones hicieran las prácticas de tiro de forma simultanea, algo que, ha recalcado “está contemplado en la normativa” aunque ha reconocido el “riesgo” que supone.
Fue cuando se produjo el disparo, según su relato de los hechos cuando, al ser informado por sus tenientes de que sucedió “mientras se pasaba revista a un pelotón y el otro finalizaba el ejercicio” se dio cuenta de que eran dos pelotones los que se encontraban realizando ejercicios.
El capitán Cabello, con objeto de “proteger legalmente” a sus subordinados, les “mintió” y les dijo que sí se encontraba en el campo de tiro cuando sucedieron los hechos, cuando realmente no estaba presente.
En cuanto a la participación del sargento Guil en las maniobras, el capitán ha querido destacar que no dio la orden de que los jefes de pelotón participaran, sino que “fueran controlando” y que cuando vieran “que iba bien” se “metieran” en el ejercicio.
El sargento acusado niega que disparara
El sargento acusado de causar la muerte con un disparo a un soldado de la 6ª Compañía de la VII Bandera del Tercio de Don Juan de Austria durante un ejercicio con fuego real en Agost (Alicante) ha negado haber disparado durante las maniobras en las que murió el joven de 21 años Alejandro Jiménez Cruz en marzo de 2019.
En su declaración ante la juez militar en el Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla, el sargento Guil Pérez ha rechazado las penas que tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares han pedido y ha mantenido que la decisión de establecer un “nuevo objetivo” una vez finalizado el ejercicio fue “improvisada” y que no recibió órdenes de sus superiores para que tuviera lugar.
Para el sargento, la Fiscalía pide penas que suman siete años y cinco meses de prisión por un delito contra la eficacia del servicio, dos delitos de abuso de autoridad y uno de obstrucción de la justicia.
La defensa del acusado ha pedido además que se declare la “nulidad de las pruebas” presentadas por “fallos en la cadena de custodia” del rifle con el que el Sargento disparó, un rifle que, según los letrados, ha podido sufrir una “alteración” al no presentar todas las piezas del mismo “el mismo número de serie”.
En este sentido, la defensa considera que las pruebas “no reúnen las condiciones de certeza y seguridad para que sean consideradas pruebas válidas” y que en la reconstrucción de los hechos, “sólo se tuvo en cuenta lo sucedido en la parte izquierda del campo de tiro” donde falleció Alejandro.
El sargento, de 36 años y perteneciente al ejército desde el año 2007, ha apuntado que, previo a la realización de las maniobras, no especificó a los cuatro soldados a su cargo en el pelotón cómo se iba a desarrollar el ejercicio, que ha calificado como “básico”, ya que “es el sargento quien decide cuándo hacer fuego”.
Una vez consolidaron la posición tras abatir los cuatro blancos que se situaban en un merlón que dividía el campo de tiro, el Sargento acusado avisó de “un nuevo objetivo” con el grito “enemigo en la montaña”, algo que, ha confesado, decidió “sobre la marcha” y que no fue una orden del teniente encargado de supervisar el ejercicio.
Una vez finalizó ese segundo ejercicio, el sargento ha sostenido que se mantuvo “en pie” y que escuchó fuego pero no supo “quién tiraba”.
El sargento Guil, que fue uno de los que asistió en primera instancia al soldado abatido, ha negado además que presionara a los otros tres soldados para que alteraran sus declaraciones a la Guardia Civil y que solo les pidió que fueran “escuetos” y dieran “respuestas cortas” dada la “dureza” con la que, ha denunciado, se produjeron los interrogatorios.
El padre del soldado abatido, Juan José Jiménez, ha declarado a los medios durante un receso que ha tenido lugar en la sesión que el sargento Guil “miente” y que las pruebas periciales probarán su implicación en la muerte de su hijo.
Padres del legionario muerto: A mi hijo se le mato y se le remató con engaño
Antes de que comenzara el juicio, los padres del legionario, Juan José y Rosario, han defendido que la muerte de su hijo no fue un accidente sino que "se le mató y se le remató" al intentar "engañar a todo el mundo" ocultando los hechos.
La madre del legionario fallecido ha declarado que entiende los accidentes pero "no cuando lo ocultas y lo manipulas y te permites luego reírte". "Uno lo mató y otros lo remataron", ha apostillado.
El padre ha afirmado que la muerte de su hijo "no fue un accidente sino una locura que hizo el sargento", ya que -ha explicado- "si tienes el blanco delante no hay explicación lógica de cómo cae a su izquierda por un proyectil directo del sargento, puesto que si el blanco lo tiene delante por qué dispara a la izquierda".
"Es una locura que se le ocurrió al sargento y le ha costado la vida a mi hijo", ha lamentado Juan José, que ha asegurado que cuando fue a recoger las cosas personales la Guardia Civil le dijo que "mentían desde el minuto cero" en relación a cómo sucedieron los hechos.
Según su versión de los hechos, el sargento "no tenía que haber disparado y después intentaron engañar a todo el mundo".
En este sentido, la madre del legionario ha declarado que "si cometes un error, reconócelo porque no me vas a devolver a mi hijo pero que no me digan que es un accidente después de lo que han hecho" y ha desvelado que ha recibido mensaje de ánimo de militares en activo que quieren que se "limpie el Cuerpo de esta gente que hace este tipo de cosas".
Según Rosario, el Ministerio de Defensa debería ser el primero en querer "limpiar a esta gente" ya que la Legión es un cuerpo profesional del Ejército y "no es como antes donde solo había expresidiarios".
Ha contado que su hijo siempre quiso ser legionario por vocación y ella lo apoyó para que lograra su objetivo en el que puso un gran empeño personal, ya que era jugador de rugby y tuvo que perder 42 kilos.
Además, Alejandro quería ayudar a la gente y participar en misiones internacionales para "aportar algo a los que más lo necesitan", ha rememorado la madre, que se ha mostrado orgullosa de su hijo.