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Sevilla

Un Lunes Santo truncado

La lluvia truncó un Lunes Santo de barrios en la que cuatro hermandades decidieron no hacer estación de penitencia

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El Cautivo de Santa Genoveva.

El Cautivo de Santa Genoveva.

El Cautivo de Santa Genoveva.

El Cautivo de Santa Genoveva.

El Cautivo de Santa Genoveva.

San Pablo.

La Redención refugiándose en el Salvador.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

Lunes Santo en Sevilla.

  • Redención permanece en el Salvador mientras Las Aguas, sin realizar estación, tuvo que volver a su templo desde la Magdalena
  • La Catedral fue refugio de muchas y en ella permanece aún la hermanda de San Pablo
  • Tanto San Gonzalo como Santa Genoveva volvieron a sus templos más allá de las diez de la noche, cuando un claro anunciaba un descanso temporal

Se anunciaba lluvia y la hubo, primer fue fina, intermitente e irregular pero se tornó chaparrón de primavera más allá de las ocho de la tarde y ni los capotes sirvieron para evitar la mojada de pasos, nazarenos y bandas, obligando a los pasos a buscar refugio, a renunciar a la estación de penitencia y a volver a casa a marchas forzadas y recorridos acortados y acelerados huyendo del siguiente frente que ya nadie negaba que podía llegar.

El Lunes Santo se iniciaba con nubarrones y vientos húmedos pero las ganas, tras dos años de vacío por la pandemia, pesaron mucho y las hermandades de barrio que caracterizan a esta jornada se echaron a la calle para hacer su ansiada estación de penitencia.

Pero el resultado fue un Lunes Santo truncado para cuatro hermandades que directamente decidieron no hacer su estación de penitencia, como fueron Santa Marta, Las Penas y el Museo. A esta se unió finalmente Vera-Cruz, cuya cruz de guía salió a la calle pero tuvo que volverse y, tras esperar y esperar, se quedó en la capilla del Dulce Nombre. Además, San Gonzalo y Santa Genoveva tuvieron que esperar más allá de las diez de la noche para retornar a sus templos desde la Catedral, donde se quedaba San Pablo, mientras La Redención se tenía que refugiar en el Salvador. Las Aguas, que sí salieron, renunciaron a su estación de penitencia tras buscar refugio en la Magdalena, partiendo luego hasta la capilla del Rosario.


 

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San Pablo, la primera que inició estación de penitencia, llegó a carrera oficial bajo una fina lluvia y aceleraba el paso hacia la Catedral, desde donde intentó volver a la parroquia de San Ignacio de Loyola y hasta puso la cruz de guía en la Puerta de Palos, pero los chubascos lo impidieron y fue la primera en decidir quedarse en la SEO, sin aún definida su vuelta.

Santa Genoveva, que poco después de las doce del mediodía ponía su cruz de guía en el barrio del Tiro de Línea, tenía que colocar un capote para proteger a su Cautivo llegando al centro, acelerando el paso y sin refugiarse en el arquillo del Ayuntamiento, con todo un barrio tras él, llegaban a la Catedral donde, tras despejarse el cielo, partirían más allá de las diez para buscar su barrio, acelerados y por un recorrido más directo..

La Redención también iniciaba su estación de penitencia y en cuanto comenzaban las lluvias se refugiaba en la Catedral. Allí permanecería hasta que algo más allá de las ocho decidía regresar a su templo pero con cambio en el recorrido. Pero el chaparrón de antes de las nueve, por la calle Francos, le obligaba a refugiarse en la parroquia del Salvador, donde daba por concluida su estación de penitencia sin regresar al Santuario de los Gitanos.

Ya el cielo amenazaba lluvia, pero de verdad, cuando San Gonzalo decidía salir desde el Barrio León, aunque lo hacía adelantando algo su horario, lo que no evitó que Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás y Nuestra Señora de la Salud cruzaran el puente de Triana entre un mar de paraguas. Cuando la hermandad llegaba a carrera oficial parecía que iba a amainar las aguas e incluso trató, como San Pablo, de volver a Triana pero tuvieron que esperar hasta que el cielo se despejó, aprovechando el claro que anunciaban y que les dejaría margen hasta Triana.

Santa Marta fue la primera hermandad en anunciar que suspendía su estación de penitencia, mientras Las Aguas decidía salir tras varias reuniones y retrasos, aunque los dos titulares tuvieron que refugiarse ante la lluvia en la parroquia de la Magdalena, decidiendo suspender su estación de penitencia. También aprovecharon el claro para volver a su templo, con cambio de recorrido para no coincidir con San Gonzalo en su vuelta.

Vera-Cruz, con la valiosísima talla anónima del siglo XVI del Santísimo Cristo, acompañado de María Santísima de las Tristezas, de Antonio Illanes, retrasaba algo su decisión, decidía realizar salir pero a los pocos minutos volvía a su templo ante el incremento de la lluvia, por lo que tampoco realizó su estación de penitencia.

También anunciaba que permanecería otro año más en la parroquia de San Vicente era la hermandad de Las Penas, con gran pesar para sus hermanos y sus 700 nazarenos, a la que se uniría después El Museo, con la antiquísima talla de Marcos Cabrera del Santísimo Cristo de la Expiración, de 1575, y María Santísima de las Aguas, de Cristóbal Ramos (1772). Retrasaron su decisión pero ante el chaparrón que antes de las nueve arreciaba sobre Sevilla, decidía finalmente no salir.

Así, el Lunes Santo se vio truncado por la lluvia, con decisiones más que cuestionables en una jornada de inestabilidad anunciada y en las que pesó, y mucho, las ansias por hacer estación de penitencia tras dos años de pandemia.

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