“Cuando presenté Clase media en el Castillo de San Romualdo, que entonces ni siquiera era de propiedad municipal, ya dije que quería que mis personajes salieran del papel”.

José Carlos Fernández Moreno ya ha cumplido lo que dijo entonces, pero no le ha costado veinticinco años escribir estas cuatro obras de teatro -y otra más por encargo- sino sólo dos años.

Desde que dejó la presidencia de la Real Academia de San Romualdo hace más de dos años y aunque está trabajando en una nueva novela, se dedicó a escribir para teatro y con la que se estrena este 24 de marzo en el Real Teatro de las Cortes serán tres las representadas. Cuatro las escritas.

Entre Clase Media y Bertha, la obra que interpretó la actriz Angie Cortejosa en solitario, Fernández Moreno estuvo al frente de la Fundación Municipal de Cultura y del Real Teatro de las Cortes, en esos momentos en los que más actividad tuvo.

Precisamente su paso por el Teatro le sirvió para convertirse en una esponja y tomar nota de todo lo bueno que pasó por las tablas de las manos de los mejores directores, actores y actrices de esa época. Y por ende de los mejores autores de teatro de panorama nacional e internacional.

Bertha fue la prueba de fuego, la puesta de largo del escritor con su nuevo género, una hora y diez minutos de tensión sobre el escenario alternando la risa y el llanto.

Luego fue La copa del Rey, que fue interpretada por el grupo de teatro de la Asociación 24 de Septiembre, dirigido por Antonio Muñoz Muñoz-Cruzado, una obra coral con trece actores en la que cambió el cliché totalmente y ahora estrena Se pasó el arroz, una comedia que se topará al final y sin querer con la tragedia de la propia vida, con la vejez y con las limitaciones.

El grupo Candiles

Para esta obra contará con el grupo Candiles, dirigido en este caso por María Dolores Barrios, que también cambiará de registro para adaptarse a la trama propuesta por José Carlos Fernández.

En esta ocasión se cuenta la vida de cuatro mujeres viudas pero de buen ver que deciden vivir junta e independientes, con mucho sentido del humor pero que no escapan, ya en el acto tercero, a los achaques de la edad.

También como autor ha podido comprobar las dificultades del teatro aficionado que tan bien cuenta el director Manuel Foncubierta, el hacer funcionar a una compañía que sólo se mueve por la ilusión de representar y que está sujeta a las limitaciones y los compromisos de la vida diaria. Sencillamente porque no es un trabajo sino una afición.

La cuarta obra Madrid 1936, es la única de las cuatro obras escritas en estos dos años por Fernández Moreno que no se centra en la actualidad pero que cuenta hechos reales. Es la que falta por estrenar y para la que también necesita a una actriz de carácter.

Ahí entremezcla a personajes reales que existieron con la ficción, en la última de las pruebas de fuego, que no será la última porque Mario es el título de esa obra de encargo que necesitara “de una actriz poderosa, muy poderosa. Tengo en la cabeza a Angie, claro”.

Los bebés robados, tan actual como habitual hace años, es la temática de la quinta obra de Fernández Moreno. La anterior sin fecha de estreno. Ésta sin fecha de finalización.