A Antonio Niño la victoria le sabe a poco. Ganar es la meta pero, para muchos deportistas como él, el verdadero éxito reside en mucho más que el hecho de ver su brazo alzado al cielo como sinónimo de triunfo tras un duro combate. Quizás porque la vida, de por sí, es un combate continuo con los puños en alto. Subirse al ring tan solo es una más. O quizás, simplemente, porque para Antonio Niño el deporte es mucho más que un camino que desemboca en la ambición por ganar. Para este roteño, reciente vencedor de la Ia IX edición de Gladiadores en Arcos de la Frontera, lo más gratificante del kickboxing- modalidad en la que se desempeña desde hace ya varios años- es la superación. Crecer en cada paso y afrontar la batalla más dura de todas, que no es otra que contra uno mismo, para demostrarse de que siempre hay por delante un peldaño más que escalar.
Las fuerzas, a veces, amenazan con agotarse. La alta exigencia de los entrenamientos, después de todo, la llevan hasta el límite. Dos horas al día como mínimo son las que pasa con guantes en las manos frente a un saco de boxeo y otras pocas más dedicadas a atender a su trabajo y sus estudios, como cualquier joven que se busca la vida. Antonio es estudiante, sí, pero también es maestro. Imparte clases de diferentes modalidades de deportes de contacto en Rota, en un local donde se pueden diferenciar varios espacios, con un tatami, un pequeño saco, otro más grande orientado al boxeo, además de una zona donde se llevan a cabo trabajos físicos. Allí, en el local, es donde se reúnen unos veinte socios aproximadamente.
Todos, unidos por la misma afición, pero especializados en modalidades muy diferentes a su manera. Y, aunque para el público en general apenas existan diferencias entre estos deportes todavía demasiado desconocidos, son muchos los detalles que los convierten en disciplinas totalmente distintas pese a estar englobadas en la misma familia de los deportes de combate. Antonio, como profesor, nos lo explica con soltura. "La diferencia del kickboxing con otros deportes de contacto como pueden ser boxeo, karate, K1 o muay thai, entre otros", explica, "es que el kickboxing es una disciplina donde se puede conectar con tu oponente tanto con los puños como con las piernas. En el K1 se permiten algunos agarres, insertar alguna rodilla y desplazamientos de pierna, y en el boxeo solamente las manos". El muay thai, quizás uno de los más desconocidos, "también incluye el 'crunch', que es un agarre cercano, donde se pueden incorporar algunas rodillas y codos, permitiendo también algunas proyecciones donde puedes barrer a tu rival al suelo, sumando así puntos".
En el caso del kickoboxing, nos ofrece unas nociones básicas, aunque lo que puede requerir de una clase teórica intensiva ante nuestro absoluto desconocimiento en la materia, se termina quedando en una breve introducción sin demasiado detalle. Lo demás, lo explica a modo práctico, como mejor se quedan las cosas, recordando ese combate crucial que le situó en el trono de la IX Gladiadores en Arcos de la Frontera. Sobre el combate, el roteño cuenta como uno de los impedimentos con los que contaba era que su rival llegó con el pesaje justo (77'7kg.), mientras que él, por el contrario, lo hizo con bastante menos (75kg.). Según nos explicó, a él no le convenía subir de peso porque previamente cerraron un compromiso, un combate en Italia, que le obligaba a estar por debajo del peso pactado (71 kg.). Por tanto, para que no hubiera tanta diferencia de peso entre ambos luchadores y no se le complicara tanto la bajada a los 71 kilos, se centró en mantener el peso, el ritmo y el físico. Para ponerse a punto dispuso de apenas treinta días, en los que contó con la ayuda de un nutricionista. No recuerda este proceso como algo fácil de sobrellevar, pero al final lo consiguió. La primera victoria, por tanto, ya la había conquistado. Antes incluso de subirse al ring.
Ya con el combate iniciado, su rival empezó apostando por un ritmo bastante fuerte, por lo que Niño tuvo que cambiar su idea de combate. Tras sufrir unos pequeños cortes en la frente, tuvieron que parar la pelea por unos quince segundos. Un punto de inflexión importante que supo interpretar para cambiar el ritmo del combate, por petición de su entrenador Javi Ruso, con el que entrena en el California Gym de Chipiona. Decidió retroceder, pelear a la contra y bailar un poco más sobre el ring. Una decisión que le llevó hasta la victoria.
Ahora, Antonio Niño tiene la mente puesta en Italia donde quiere dar otro pasito más. Superar otro peldaño. Subirse de nuevo al ring y mirar fijamente a los ojos de su rival iniciando, así, un nuevo desafío, que realmente es como mirarse a sí mismo en el espejo. Se llama lucha contra uno mismo. Y ,el camino, superación.