El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, depositó este jueves sobre las 8.15 GMT su voto en el distrito de Westminster (centro de Londres), en las elecciones generales anticipadas que se celebran en el Reino Unido.
El jefe del Ejecutivo acudió al colegio electoral habilitado en el Centro Metodista de ese barrio, muy cercano a la Abadía de Westminster, acompañado de su perro, Dilyn.
El líder tory se marchó del centro aproximadamente a los tres minutos, tras dejar su papeleta, y después de posar para los fotógrafos.
Johnson convocó estos comicios anticipados con la esperanza de obtener una mayoría absoluta en el Parlamento que le permita concretar sus planes de "brexit" -tema dominante en la agenda política nacional en los últimos tres años- según el calendario fijado para el 31 de enero.
Tanto Johnson como el líder laborista, Jeremy Corbyn, apelaron ayer, en vísperas de esta jornada decisiva, a los votantes indecisos después de que el último sondeo de opinión elaborado por la firma YouGov planteara un hipotético escenario sin mayoría absoluta, reduciendo la ventaja clara que hasta entonces tenía el "premier".
Según esa encuesta, cabría la posibilidad de que el desenlace electoral arroje finalmente otro Parlamento fragmentado -asignando el 43 % del apoyo a los tories, seguido del Laborismo con el 34 %- algo que sumiría, de nuevo, al país "en la parálisis, en retrasos y más referendos divisorios", según advirtió ayer Johnson.
Según el manifiesto electoral del Partido Conservador, además de "finalizar el "brexit", principal objetivo de esa formación, los tories prometen reducir las tasas a los comercios así como las contribuciones a la seguridad social de las empresas, si bien, para asegurarse ingresos, han pospuesto la rebaja prevista del 19 al 17 % del impuesto de sociedades.
Entre otros compromisos, Boris Johnson ha prometido además invertir 33.900 millones de libras (40.331 millones de euros) en el servicio sanitario público del país de aquí a 2023; 25.000 millones (29.740 millones de euros) en cinco años para mejorar las carreteras y otros 5.000 millones de libras (o 5.945 millones de euros) en hacer llegar la banda ancha a los lugares más remotos del país.