Jamie Dimon, máximo ejecutivo del grupo bancario más importante de EEUU, JPMorgan Chase, y miembro del foro asesor creado por el presidente Donald Trump, ha mostrado su "total desacuerdo" con la retirada de su país del Acuerdo de París, en línea con otros directivos que ejercen de asesores del mandatario.
En una entrevista publicada hoy por el diario hongkonés South China Morning Post, Dimon critica la última decisión del mandatario estadounidense, si bien descarta que le vaya a abandonar como asesor como han hecho otros integrantes del foro.
"No conozco a nadie que esté de acuerdo con todo lo que dice un presidente o un primer ministro", argumenta Dimon poco después de que el fundador de Tesla, Elon Musk, o el consejero delegado de Disney, Bob Iger, anunciaran su dimisión del consejo de directivos que asesora a Trump en asuntos económicos en protesta por darle la espalda a la lucha global contra el cambio climático.
La clave para el consejero delegado de JPMorgan es "comprometernos los unos con los otros y tener un diálogo más franco".
"Soy un patriota, quiero ayudar al presidente a hacer un mejor trabajo", explica el ejecutivo.
En la entrevista, Dimon también habla de otros asuntos de política exterior como la relación con China y considera que Pekín y Washington deben "reactivar" el proceso para celebrar un diálogo bilateral sobre economía, seguridad y defensa de manera regular.
En su opinión, hace falta "poner encima de la mesa todo lo que es importante".
Además de la economía, el comercio o la educación, "debería haber un diálogo fluido sobre política y defensa" internacional, no sólo centrado en el conflicto en el mar de China Meridional, sino también en el programa nuclear de Corea del Norte o el proceso de paz en Oriente Medio, precisa en declaraciones al rotativo.
Sobre las prácticas comerciales de Pekín, duramente criticadas por Trump en campaña, Dimon descarta que China manipulara su moneda si bien considera que sí "llevó a cabo prácticas que no eran del todo abiertas o legales", en relación a la ciberseguridad o la propiedad intelectual.
"Creo que los chinos lo saben, y no creo que lo nieguen. Pero no se trata de gritar y chillar y señalar con el dedo; se trata de sentarse y mantener un diálogo constructivo", reconocer que "lo que podía ser justo hace 15 años, ahora puede no serlo", sostiene.