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La Fiscalía pide un "castigo severo" para el exdirigente comunista chino Bo Xilai

"El acusado ha cometido crímenes extremadamente graves y se ha negado a admitirlo. No hay rezones legales para un veredicto indulgente. Tiene que ser severamente castigado", ha dicho, según la transcripción publicada por el tribunal de Jinan a través de la red social china Weibo

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La Fiscalía ha pedido un "castigo severo" para el ex dirigente del Partido Comunista Chino (PCCh) implicado en una trama corrupta y en la muerte de un empresario británico, Bo Xilai, durante el juicio que se celebra en su contra en un tribunal de Jinan.

   "El acusado ha cometido crímenes extremadamente graves y se ha negado a admitirlo. No hay rezones legales para un veredicto indulgente. Tiene que ser severamente castigado", ha dicho, según la transcripción publicada por el tribunal de Jinan a través de la red social china Weibo.

   Además, el Ministerio Público ha recriminado a Bo que "en estos días de juicio no solamente haya negado rotundamente una gran cantidad de evidencias concluyentes sobre sus crímenes, sino que se haya retractado de su declaración inicial".

   "Ahora, aprovechamos la oportunidad para recordar al señor Bo Xilia que los hechos y los crímenes son objetivos. No se pueden cambiar a su antojo", ha añadido la acusación pública, según ha informado el diario 'Souht China Morning Post'.

   A su turno, Bo ha considerado que las acusaciones "son viejas palabras". "Creo que los investigadores han hecho un gran esfuerzo al recabar una gran cantidad de evidencias --han compilado 90 volúmenes-- y respeto su trabajo, pero ¿Cuánto tiene que ver conmigo?", ha cuestionado.

   Además, ha insistido en que no aceptó sobornos. "¿Alguien puede pensar que (los empresarios) decían: 'Gobernador, me gustaría pagar sus gastos familiares'? ¡Cómo podrían hacerlo! Esas cosas ni siquiera pasan en las telenovelas baratas", ha sostenido.

   El ex dirigente comunista también ha querido desmarcarse de los delitos cometidos por su mujer, Gu Kailai. "Espero que la Fiscalía no quiera traer la vergüenza a nuestra tradición familiar, porque Gu no forma parte de ella", ha sentenciado.

   De la misma forma, ha acusado a su ex jefe de Policía Wang Lijun de tener intereses ocultos. "La verdadera razón por la que ha confesado, es que tiene sentimientos hacia Gu que le han estado consumiendo. No ha podido controlarse", ha revelado.

   Finalmente, ha defendido su derecho a retractarse de sus declaraciones iniciales, recordando que aparece recogido en la legislación china. Según explicó en la primera sesión del juicio, en un principio se inculpó porque estaba sometido a mucha presión.

EL JUICIO

   El pasado jueves, el tribunal de Jinan acogió la primera sesión del juicio que se celebra contra Bo por cargos de corrupción, en medio de una gran expectación nacional e internacional, ya que se trata de uno de los mayores escándalos políticos en China de los últimos tiempos.

   Las autoridades chinas acusan a Bo de aceptar más de 20 millones de yuanes (2,4 millones de euros) en sobornos de los empresarios Tang Xiaolin y Xu Ming, de malversar cinco millones de yuanes (610.525 euros) de un proyecto inmobiliario del Gobierno y de abusar de su poder al intentar encubrir el asesinato del empresario británico Neil Heywood.

   El caso saltó a la luz pública en marzo de 2012, cuando las autoridades chinas obligaron a Bo a renunciar a la Secretaría General del PCCh en la localidad de Chongqing por corrupción y por la muerte del empresario británico.

   Esto ha acabado con la ascendente carrera política de Bo, que hasta entonces aspiraba a conseguir un puesto en el Comité Permanente del Politburó durante el Congreso General del PCCh que se celebró en noviembre de 2012.

PRIMERAS CONDENAS

   Heywood murió en noviembre de 2011 tras ser envenenado con cianuro por la esposa de Bo, Gu Kailai, después de que, al parecer, el empresario británico amenazara con matar al hijo del matrimonio en el marco de una pelea de negocios.

   En agosto de 2012, Gu fue condenada a la pena de muerte, aunque en régimen de suspensión, lo que implica que podrá eludir la pena capital y sustituirla por cadena perpetua, si mantiene un buen comportamiento durante los próximos dos años.

   Un mes después, el ex jefe de Policía fue condenado a 15 años de prisión por "violar la ley en beneficio propio, aceptar sobornos, abusar del poder y desertar", después de que se declarara culpable, según la prensa oficial.

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