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El uso de drones por los grupos terroristas está cada vez más extendido, según la ONU

Denuncia que el pago de rescates por rehenes fortalece a los terroristas y alerta del creciente uso de artefactos improvisados

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  • La ONU. -

Las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico en todo el mundo están recurriendo cada vez más al uso de drones en sus actividades terroristas al tiempo que siguen buscando vías alternativas y más innovadoras para seguir financiando sus actividades, según se desprende de un reciente informe del comité de la ONU encargado de dar seguimiento a las sanciones contra ambos grupos yihadistas.

"A nivel mundial, más grupos terroristas han desarrollado la capacidad de emplear sistemas aéreos no tripulados", señala el comité, que elabora sus informes en base a la información que le brindan los estados miembro, los cuales han expresado su preocupación por el hecho de que el uso de este tipo de armamento "sigue proliferando" y, en el caso de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) "los usa de forma efectiva".

De esta filial de Al Qaeda, el documento, consultado por Europa Press, resalta que pese a los reveses que ha sufrido y la pérdida de líderes sigue representando una amenaza tanto en Yemen, donde opera principalmente, como en la región. Es más, considera que se trata del "grupo terrorista más dispuesto al combate" y advierte de que "mantiene ambiciones de realizar operaciones externas y establecer el control sobre grandes puertos en el golfo de Adén".


AQPA ha empleado drones armados en algunas de sus acciones en la provincia de Shabwa y, de acuerdo con un estado miembro al que no se identifica, los insurgentes huthis --enfrentados con el Gobierno yemení desde 2014 en una guerra civil-- han suministrado estos aparados al grupo y están entrenando a sus miembros para usarlos.

Esta filial, que cuenta con entre 3.000 y 4.000 elementos entre activos y pasivos, "ha tratado de desarrollar su capacidad aérea y parece haber hecho progresos", alerta el informe, que incide también en que el grupo mantiene su aspiración de atacar "objetivos marítimos" pero la falta de fondos le ha impedido avances en este ámbito. Con todo, se le considera una amenaza para "el tráfico marítimo en este enclave estratégico".

También la matriz de Estado Islámico en Irak y Siria ha mostrado un incipiente interés en el uso de este tipo de aparatos. Su empleo en el norte de Irak por el grupo, según señala el informe, "ha provocado el desarrollo de vehículos aéreos no tripulados por parte de varias filiales de Al Qaeda y Estados Islámico, que se benefician de compartir la tecnología y el entrenamiento en su uso".

En este sentido, indica que Al Shabaab, la filial de Al Qaeda en Somalia, "ha realizado recientemente pruebas experimentales" en el uso de pequeños sistemas comerciales de este tipo "para fines ofensivos". Por su parte, Hurras al Din, la filial en Siria, también está buscando cómo potenciar su capacidad en el manejo de este tipo de artilugios.

Por otra parte, el informe también llama la atención sobre "un mayor uso de artefactos explosivos improvisados, con un mayor efecto, en zonas de conflicto en partes de África". Este tipo de artilugios son mucho más imprecisos y, al accionarse en muchos de los casos por movimiento y no de forma remota, pueden provocar víctimas que no eran las buscadas, esencialmente civiles.

Eso es lo que está haciendo Al Shabaab, que emplea con mayor frecuencia tanto artefactos explosivos improvisados como coches bomba así como el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la filial en el Sahel, que con frecuencia emplea artefactos explosivos improvisados y coches bomba en sus ataques, aunque también cuenta en su arsenal con ametralladoras, granadas de mano y morteros.

También, se llama la atención sobre la situación en República Democrática del Congo (RDC), donde Estado Islámico en África Central (ISCA), la filial que opera en el país, ha cometido por este método en los últimos meses algunos de sus ataques más sanguinarios. Este grupo, al que se menciona por su nombre inicial de Fuerzas Aliadas Democráticas (ADF), cuenta con entre 1.500 y 2.000 efectivos.

Dentro de este apartado, se destaca que Estado Islámico ha pasado de la producción a gran escala de artefactos improvisados a la producción de una mayor cantidad y de carácter más simple y pequeño. Además, se ha constatado un menor uso de terroristas suicidas, a los que se recurre solo como último recurso para evitar pérdidas de efectivos. Esto explica, según un estado miembro, el que se incauten con frecuencia chalecos explosivos.

Asimismo, el documento recoge la preocupación de los estados miembro por "la proliferación de armas en Afganistán, Oriente Próximo y África, en particular la disponibilidad de armas pequeñas y ligeras".

La toma de Afganistán por los talibán hace ahora dos años ha permitido que los arsenales de los países de la OTAN presentes en el país hayan terminado en países vecinos, donde se han llegado a perpetrar ataques contra las fuerzas de seguridad de los mismos, de acuerdo con el informe, que cita entre los grupos que se han apropiado de estas armas a los talibán paquistaníes o a Estado Islámico en Afganistán, entre otros.

En el Sahel, el armamento que emplea Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) "se origina en el mercado negro o tras haber sido capturado en ataques contra las fuerzas de seguridad". Además, esta filial también "se implica en el contrabando de armas y recibe algunas de las suyas del extranjero, en su mayoría a través de redes en el sur de Libia".

En otro orden de cosas, el informe indica que "la extorsión y el pago de rescates sigue siendo el principal medio para recabar fondos" tanto para Estado Islámico como para Al Qaeda. Allí donde sus filiales controlan territorio, "los impuestos ilícitos a la población" prevalecen.

En el caso de Al Shabaab, esta es una de sus principales vías de financiación, además del tráfico ilegal de carbón y los secuestros, que permiten a este grupo recaudar unos 100 millones de dólares al año. Por su parte, JNIM, ISGS y AQPA se financian entre otros mediante el cobro de rescates por secuestros, el contrabando, el tráfico de armas, el robo de ganado, la caza furtiva o el cobro de impuestos de diverso tipo.

Según el comité de la ONU, los estados miembro reconocen su preocupación por el hecho de que el pago de rescates sigue generando ingresos para los grupos terroristas, ya que esto refuerza sus capacidades, con la consiguiente pérdida de vidas.

"En los casos en que se ha tomado la difícil decisión política de no pagar rescate, aunque los rehenes han sido trágicamente asesinados, ningún rehén más de esa nacionalidad ha sido secuestrado por el grupo y las capacidades terroristas no se han visto reforzadas", reivindica el informe, que recuerda además que estos pagos con contrarios a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Asimismo, los estados miembro han constatado que "los grupos terroristas siguen demostrando una gran capacidad de innovación y agilidad en el uso de nuevos métodos y tecnologías a la hora de financiar sus operaciones, incluido el uso de Bitcoin y 'crowfunding'".

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