El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, arremetió este domingo contra la Corte Suprema y contra el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, su más fuerte rival, durante el lanzamiento oficial de su candidatura a la reelección.
El líder derechista radical fue postulado durante la convención del Partido Liberal (PL), que reunió a más de 10.000 simpatizantes en Río de Janeiro y en la que también fue confirmado el general de la reserva del Ejército Walter Souza Braga Netto como su candidato a vicepresidente en las elecciones del 2 de octubre.
En el multitudinario evento, que vistió al pabellón deportivo Maracanazinho con los colores verde y amarillo de la bandera, el mandatario se extendió en las críticas a Lula y al Supremo Tribunal Federal, con el que mantiene una fuerte disputa desde hace años.
ATAQUES A LOS JUECES
Sin mencionar directamente las tensiones que en los últimos días lo han enfrentado nuevamente con el poder Judicial, el líder de la ultraderecha exaltó a políticos que por arremeter contra la corte han sido puestos tras las rejas, refiriéndose al máximo tribunal en un tono irónico que caldeó los ánimos en el recinto.
"Hoy también se sabe lo que es el Supremo Tribunal Federal", dijo, mientras que sus seguidores interrumpieron su intervención con un fuerte abucheo y un coro que repetía "supremo es el pueblo".
El excapitan del Ejército también se fue lanza en ristre contra Lula y el Partido de los Trabajores (PT), la formación que lidera el exsindicalista, quien es gran favorito para alcanzar la presidencia, según los sondeos.
Bolsonaro recordó las acusaciones que llegaron a poner a Lula en la cárcel y dijo que "en Brasil no se invertía en infraestructura porque la prioridad era otra: la corrupción".
Haciendo alusión a la familia y a la defensa de los valores pero sin mencionar su nombre, Bolsonaro acusó a Lula de promover el aborto y las drogas y de querer "enseñar sexo" a los niños mediante la "ideología de género" que, según él, quiere implementar en las escuelas si llega al poder.
"Esa misma persona que quiere legalizar el aborto en Brasil, esa misma persona que quiere legalizar las drogas en Brasil, esa misma persona que dice que la guerra de Ucrania se resuelve tomando cerveza... ¿será que sabe lo que sufre una madre con un hijo dependiente de drogas?", dijo Bolsonaro en tono de reproche.
BUEY Y BIBLIA
Durante su intervención, que se prolongó por más de un ahora, el mandatario también habló de su encuentro con el presidente ruso, Vladímir Putin, que consideró necesario para "garantizar la seguridad alimenticia de Brasil y del mundo", por ser el principal proveedor de fertilizantes en el país, que es uno de los mayores exportadores de alimentos del planeta.
Asimismo, insistió en que su Gobierno "hace todo lo posible" por preservar la Amazonía, pero recordó que allí viven 25 millones de personas "que tienen que ser protegidas por nosotros", una labor que, insistió, es realizada en buena parte por el Ejército.
Bolsonaro, quien se apoyó en los evangélicos para llegar a la Presidencia en 2018, también dio protagonismo a la religión en el acto de lanzamiento de su candidatura, que comenzó con una oración.
Rompiendo los protocolos, otorgó la primera palabra a su esposa, Michelle, quien en un mensaje de alto tono religioso exaltó las cualidades de su marido, de quien dijo "es el escogido de Dios" para guiar a Brasil.
UN VICE MILITAR EN VEZ DE UNA MUJER
La lealtad incondicional pesó más para Bolsonaro a la hora de escoger su fórmula vicepresidencial que la certeza de que una mujer le ayudaría a sumar votos de una población que poco comulga con el machismo del que alardea y con la misoginia que ha pregonado a lo largo de su carrera política.
De este modo, prefirió al general Braga Netto, exministro de Defensa y de Presidencia, en lugar de la exministra de Agricultura, Tereza Cristina Correa, cuyo nombre sonaba con fuerza como posible candidata a la Vicepresidencia.
Aliado y defensor absoluto del mandatario brasileño, el militar comparte con Bolsonaro la devoción por la dictadura, la política de "mano dura" contra la delincuencia, el negacionismo ante la covid-19 y la desconfianza en el sistema electrónico de votación.