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Málaga CF - Zaragoza: la liberación de Rubén Castro para creer (3-0)

Una noche sanadora en La Rosaleda, que vivió un triunfo contundente al Zaragoza con el doblete histórico de Rubén Castro y el gran gol de Lago Junior

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  • Castro superó a Quini como mayor goleador español de la historia. -
  • El canario supera a Enrique Castro ‘Quini’ como máximo goleador español de la historia con 285 goles entre Primera y Segunda
  • La permanencia está ahora a cinco puntos tras la derrota del Racing

Depués de la alegría épica del Unicaja, la guinda la puso el Málaga CF, que quiere agarrarse a cualquier resquicio para no morir antes de tiempo. Le repele la Primera RFEF y ahora, a cinco puntos de la permanencia en lugar de a ocho, todo se ve con más esperanza. La que dieron los goles de Rubén Castro y Lago Junior para ganar al Zaragoza por 3-0 en un partido que acabó en una ola del público.

Hacía años que no se veía algo así, qué cosas, cuando el equipo está en descenso, pero entre males y decepciones, cualquier regalo así invita a montar jolgorio. Es el primer partido de la temporada que se gana con solvencia, con resultado redondo y sin tener que sufrir en los minutos finales. La quinta victoria llegó tarde, en la jornada 28, pero llegó y es lo que cuenta. Ahora el Málaga tiene una vida extra o más bien recuperó la que anteriormente se dejó en el camino.

Pellicer juntó a Genaro y N’Diaye, mandó a Febas a ser el ancla y puso a Fran Villalba como amenaza en la mediapunta, en busca de abrir balones a Lago Junior en banda o buscar directamente los desmarques de Fran Sol. Otro partido más con Rubén Castro en le banquillo y con Cristian como lateral izquierdo. Se desaprovechó una clarísima de Genaro a balón parado, la que parece la fórmula preferida de técnico malaguista para intentar obrar el milagro.

Eso, alguna ruptura de Junior que acababa en córner o un paseo dentro del área de Villalba que no terminó de definir. El Zaragoza, a lo suyo: tratando de desquiciar con pérdidas de tiempo, juego más estático con balón y balones directos utilizando el misil preciso de Bebe para lo balones en largo.  Los últimos diez minutos del primer tiempo despertaron a la afición, pero para pitar a los suyos por bajar bruscamente el ritmo de partido.

No sabían por dónde entrarle al equipo maño, que parecía estar más cómodo. Cualquiera sabe ya la debilidad mental de este equipo, capaz de regalar un medio gol a Giuliano Simeone que no supo empujar porque llegó como un cohete Ramalho para sacarlo cuando todo zaragozista ya lo cantaba. A la siguiente acción tuvo que ser Yáñez quien metiera el guante abajo.

Para la segunda parte se necesitaba agitar el árbol y lo entendió Pellicer, que metió a Rubén Castro para resolver el estancamiento en ataque. A la primera que pudo cazar, acertó el canario para júbilo de la afición. ¡Marcar primero, qué importante y cuánto se echaba de menos!! Fue una jugada de toques rápidos, una triangulación inteligente que leyó bien primero Delmás y luego Villalba. El de las mechas rubias levantó la mirada y puso la asistencia al ariete malaguista y Castro remató con el alma para el 1-0.

Un gol con mucha importancia en lo personal. El Zaragoza no bajó los brazos con la alegría de los malagueños y tuvo una clarísima al instante, en un remate a bocajarro que tapó Yáñez, siempre manteniendo su altísimo rendimiento bajo los palos. Aprovechó el entrenador malaguista para introducir a Álex Gallar y a Escassi, que no jugaba desde principios de enero por su esguince de rodilla. Entonces, casi sin avisar, vino la bala extra, el alivio, la tranquilidad, la alegría y infinidad de sensaciones positivas que no se están viviendo demasiado este año. Lo que provocó el golazo de Lago Junior.

Fue a buscarla al espacio Rubén Castro, que se la dio al costamarfileño y con mucha inteligencia chutó uno de esos disparos con bote imposible de atajar. Cristian Álvarez no hubiera llegado ni con gachetobrazo a ese tiro que tocó en el palo antes de entrar (2-0, minutos 75).

Para siete minutos después se dejó el postre, momento dulce, el 3-0 que fue historia del fútbol.  Rubén Castro anotó una preciosa vaselina que significaba superar a Enrique Castro ‘Quini’ como máximo goleador español de la historia con 285 goles entre Primera y Segunda.

Hubo hasta olas de la hinchada, cánticos de ¡Sí se puede! y el himno del Unicaja como homenaje a los antihéroes de Ibon. Lo que hace que entre la pelotita, bendita liberación. Lo próximo, Granada en Los Cármenes y a seguir teniendo fe en que está difícil, pero por supuesto que no está imposible.

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