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Un algecireño, portavoz de los afectados por la tragedia del vuelo de Spanair

El algecireño Javier Rodríguez es portavoz de la asociación de las víctimas del vuelo de Spanair

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  • Javier Rodríguez, segundo por la derecha, durante la conferencia de prensa. -
  • "Al principio creíamos que mi cuñada estaría en un hospital"
  • En el primer aniversario del accidente, Rodríguez detalla la dureza de todos los recuerdos
Un año después de la catástrofe del vuelo JK5022 de Spanair en el que fallecieron 154 personas, la investigación comienza a ofrecer datos a los familiares de las víctimas que dan a entender que durante la triste jornada del accidente se produjeron una “cadena de errores”, amén de ejecutarse un “deficiente plan de emergencia” en el aeropuerto de Barajas.

El portavoz de la asociación de afectados por ese fatídico vuelo es un policía local algecireño, Javier Rodríguez Torres, que perdió en ese día a su cuñada de 22 años, Mari Carmen Rojo Rosa, y al novio de ésta, Germán, de tan sólo 20 años de edad.

Rodríguez detalló ayer en una convocatoria pública todos los datos que hacen creer a las familias que la tragedia podría haberse evitado. “Hoy (por ayer) ha sido un día muy duro, de muchos recuerdos” subraya el algecireño.

Asociación
Este agente, ahora de baja, recuerda como “cuando todo sucedió creamos una asociación de afectados. Me quisieron nombrar presidente, pero decliné la oferta. Aún así he estado desde el principio en la junta directiva y soy portavoz del colectivo”.

Rodríguez se encuentra “muy involucrado”, principalmente por dos razones, su traslado a Madrid desde Algeciras para atender sus obligaciones y porque perdió a su cuñada en el accidente. “A Canarias también tengo que ir de vez en cuando, con motivo de las juntas directivas”, apunta.

El algecireño recuerda cómo “el día del accidente acababa de llegar a Algeciras con mi mujer, mi hija y mi suegra. Me acuerdo hasta de que mi suegra estaba cocinando un pollo asado con manzana al horno”. Fue entonces, cuando se sentaron a comer, cuando la madre de su mujer comentó “ya debe haber llegado mi niña a Canarias”. Luego, pusieron la televisión “y vimos que un avión se había salido de la pista. No sabíamos nada, ni si había heridos o muertos”.

Poco después, “cuando comprobamos que era un vuelo a Canarias comencé a llamar por teléfono. El número de teléfono de atención de Spanair no funcionó. Al principio no daba información ninguna y hasta cuatro horas después de los hechos no facilitaron dato alguno”, comenta Rodríguez.

El portavoz también recuerda cómo “por entonces no sabíamos si Mari Carmen esta viva o no. Cuando salí de Algeciras la cifra de muertos era de 20 personas, por lo que viajaba a Madrid con la ilusión de que la niña estaba viva en un hospital madrileño”.

Sin embargo, “cuando iba por Despeñaperros, me llamó un cuñado y me dijo a escondidas que iban ya una barbaridad de fallecidos. No quise decirle nada a mi suegra pero yo ya pensaba otra cosa”, describe el agente ya sensiblemente afectado.

Rodríguez relata que “llegamos a Ifema y vimos a mi suegro con una manta de la Cruz Roja. Todo el mundo estaba llorando y destrozado, nadie sabía nada. Sólo había una hoja con algunos nombres”.

Desde entonces los familiares pasaron nueve días en un hotel cercano a Ifema hasta que identificaron todos los cadáveres. “La nuestra fue la penúltima en identificarse ya que, al parecer, su cuerpo estaba carbonizado”, detalla el portavoz.

Resultado informe
El algecireño mantiene que el informe preliminar recientemente hecho público “es un poco más de lo que ya sabíamos. Hubo una omisión por parte del piloto, que no extendió los flaps al estar éstos en posición cero. Aún así un piloto es un ser humano, pero lo peor de todo es que el sistema de alarma no funcionó y no advirtió del fallo tan grande que había”.

Además, Rodríguez señala que “a ese avión subieron mecánicos y personal de mantenimiento y nadie supo advertir que había grandes averías. Por ejemplo, un relé estaba roto así como muchas otras irregularidades y deficiencias”.

En esta línea el portavoz también resalta que “en esta compañía los mecánicos tienen autonomía plena para despachar los aviones agarrados a un manual muy desfasado. De hecho, esta avería no estaba ni incluida en el manual. Esto nos lleva a preguntarnos si no debería haber un ingeniero supervisando cualquier anomalía diferente”.

Paralelamente, Rodríguez mantiene que “este modelo de avión ya venía dando problemas desde el año 1987, con un accidente similar en Detroit ocurrido debido al mismo fallo. Entonces se dieron unas recomendaciones y la compañía Spanair, en vez de llevarlas al dedillo en cada vuelo, solo estima oportuno que era suficiente en el primer y en el último vuelo del día”.

Asimismo, desde la asociación de afectados se traslada que “Spanair estaba y está con problemas de regulación de empleo. Sabemos que los trabajadores llevan mucho tiempo presionados, cuestión que no deben sufrir los pilotos ya que su quehacer diario requiere máxima concentración”.

Plan emergencia
Con respecto al plan de emergencia tras producirse el accidente, Rodríguez afirma que “falló totalmente y no estuvo a la altura. Estas declaraciones han creado mucho revuelo y me están llamando de muchos medios de comunicación, pero yo sólo digo la verdad”.

En este sentido, los supervivientes confirman que “la primera ambulancia llevó al lugar a los 40 minutos. Pero no fue por desidia de los sanitarios sino porque la gestión y la comunicación fueron malas. No sabían donde estaba el avión estrellado porque, por lo visto, no tienen localizador”.

Además, el portavoz asegura que “cuando las ambulancias llegaron en primera instancia se tuvieron que dar la vuelta porque había un muro de 70 centímetros que impedía el acceso”.

Por ello, los afectados creen que el plan de emergencia es “deficiente y malo. Nuestra asociación pide que se cambie”.

Otra de las peticiones de la entidad es lograr “una mayor seguridad aérea. La Administración central debe invertir más dinero en la seguridad aérea y debe tomárselo más en serio. Creemos también que las recomendaciones deben convertirse en obligaciones. Si el informe de la comisión muestra anomalías, lo más correcto sería obligar a tomar medidas, no recomendarlas”.

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