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Jerez

Paraísos y purgatorios

Con la frase: “pásate los domingos por las ventas y verás cómo están llenas”, se esconden las sombras de la realidad económica jerezana

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Todo el mundo sabe de la existencia de los paraísos fiscales, bien porque los usen, los envidien o hayan escuchado hablar de ellos por la prensa. Esos lugares maravillosos donde nadie te exige impuestos por guardar enormes fortunas. Ni siquiera es necesario visitarlos, el dinero entra y sale de allí solo, no como cuando sorprendían a los ricos con maletines llenos de billetes y joyas en sus viajes a Suiza. Estas enormes cifras sólo pueden verse en las pantallas de los ordenadores y son como los fantasmas, durante mucho tiempo no se ven y de pronto hay avistamientos colectivos como ha sucedido esta semana. Será que estamos en noviembre, el mes en el que los espíritus se pasean por la tierra.

Habrá quien piense que nadie de aquí  pertenece al selecto grupo que saca el dinero del país vía paraíso. Hay que comprenderlos, también desconocen la existencia de palacios en Jerez y nunca se han preguntado porque tenemos tantas oficinas de bancos cuando somos una de las ciudades con más paro de España. Este nutrido grupo no sabe de edenes porque nunca se ha movido del purgatorio.

Aquí en Jerez disponemos de varios retablos importantes en nuestras iglesias señeras, donde se escenifica la situación de estos jerezanos, porque en Jerez ha habido siempre mucha devoción hacia las ánimas benditas del purgatorio. Es un fervor y una situación que se extiende hasta la actualidad. Cuando se habla de nuestras cifras de paro nadie se las toma muy en serio porque no tienen en cuenta a los trabajadores y trabajadoras que están empleados sin contrato y sin alta a la seguridad social. Aquellos que no están en el infierno pero tampoco en el cielo, los que deambulan mes a mes por el purgatorio, rezando mucho para que el sueldo estire y  no surja ningún imprevisto que les haga quemarse los pies.

Con la frase: “pásate los domingos por las ventas y verás cómo están llenas”, se esconden las sombras de la realidad económica jerezana. Lo malo es que los domingos parece que descansan los inspectores de trabajo que son quiénes con urgencia deberían pasarse por ellas porque la mayoría de las personas que trabajan en estos negocios lo hacen en régimen de explotación. No tienen contratos o esconden el horario real, son por muchas menos horas de las que echan, su sueldo no se corresponde con convenio laboral alguno y no tienen  seguridad alguna, ni social ni del trabajo ni de seguir empleados la semana siguiente. La economía sumergida jerezana no permite llegar al cielo, a menudo te pasea por el infierno y se decanta por mantenerte rezando en el purgatorio.  

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