¿Cómo ha vivido estos últimos meses?
–Con mucha intensidad. Con las redes sociales se puede saber dónde está cada cual y nadie podrá decir que no me he esforzado por vivir con intensidad el Pregón de la Semana Santa. Realmente me he dado cuenta de la relevancia que tenía todo esto cuando ya habían pasado dos meses de mi nombramiento y sobre todo cuando ha llegado la Cuaresma, que es cuando las hermandades y la gente de la calle se vuelcan con el pregonero.
¿Cómo son los días previos?
–En los últimos meses he dormido muy poco, pero de mes y medio para acá duermo entre tres horas y media y cinco, aunque tampoco acostumbro a dormir mucho más. He ido sólo a donde me han invitado y puedo asegurar que no todo lo que he hecho ha sido publicado en las redes sociales. Lo que sí he hecho ha sido visitar las sedes de todas las hermandades para rezar ante las imágenes, con invitación previa o sin ella. No he contado los actos, pero creo que he superado la centena. No me pesa. Se me puede ver cansado, pero podría seguir así dos meses más.
¿El Pregón está ya terminado?
–Un pregón de la Semana Santa no está terminado nunca, porque cada vez que lo leo voy cambiando cosas. Está terminado, para defenderlo en Villamarta, desde el jueves de la semana pasada. He escrito tres horas y cincuenta minutos de Pregón y he debido recortar más de la mitad para no pasar de la hora y media.
¿Satisfecho con el trabajo realizado? ¿Era lo que pretendía desde un principio?
–Creo que lo mejor, y no con ello quiero decir que sea bueno, es lo que he ido escribiendo al final, en estas últimas semanas, quizá porque provengo de la prensa escrita y estoy más acostumbrado a escribir de un día para otro, sin margen de tiempo. Lo que pude escribir en septiembre se me ha quedado frío, no me dice gran cosa, y yo voy a Villamarta a transmitir sensaciones, a emocionar.
¿Qué pretende transmitir al auditorio?
–Cualquier cosa, lo que no quiero es que la gente se vaya indiferente. Quiero transmitir, pero desde los sentimientos, no quiero ser un doctor, ni que mi Pregón se recuerde como un dogma de Fe, lo que quiero es que nos emocionemos, que vibremos con lo que viene, que salgamos de Villamarta con muchas ganas de cofradías. Voy a ser muy yo, habrá partes muy arriesgadas, pero lo tengo que hacer, no me voy a defraudar a mi mismo.
¿Cómo ha estructurado el Pregón?
–Es un salto de vivencias constante, no es un Pregón lineal. Hay un pequeño esquema, los momentos de la Pasión de Cristo, y cada vez que pueda meteré la Misericordia de Dios, porque creo que es obligado en este Año Jubilar.
¿Cómo fue su encuentro con la alcaldesa?
–Estupendo, tengo la suerte de conocerla desde hace tiempo y siempre he tenido una magnífica relación con ella. Me confirmó que estará en Villamarta, lo cual me llena de alegría porque entiendo que el Pregón de la Semana Santa de Jerez es un acto lo suficientemente importante como para que la alcaldesa lo presida.
¿Qué escribió en el Libro de Honor de la Ciudad?
–Me hizo mucha ilusión y me sentí muy pequeñito. Expresé mi deseo de que las cofradías estén siempre al servicio de la ciudad, y no al revés. Los cofrades, ahora que tanto hablamos de que si los gobiernos nos dejan de lado, creo que estamos equivocados, porque nosotros seguimos a Cristo y a María. Somos las cofradías quienes debemos de estar enraizadas en la sociedad y quienes tenemos que aportar a la sociedad, y no esperar a que el gobierno o las instituciones de turno vengan a arroparnos. Si nosotros damos, ellos seguro que darán.
Ha dicho ya que no será un Pregón de confrontación...
–¿Pero cómo se puede utilizar a Dios para confrontar con nadie? Todo el mundo se tiene que sentir cómodo con el Pregón, lo que no significa que todo el mundo comparta lo que yo digo, pero nadie debe sentirse ultrajado y ningún espectro de la sociedad puede sentirse atacado. Vivimos una época en la que las cofradías y la Iglesia en general tenemos que proponer diálogo, consenso... Me he peleado durante toda mi vida porque esto sea así y ahora que tengo esta responsabilidad no voy a ser menos.