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Jaén

Un año de gobierno, para sembrar y reinventarse

La apuesta por la mejora de los servicios públicos y la mayor atención a los barrios son la mejor hoja de servicios de PSOE y Cs en su primer año

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El alcalde, Julio Millán, y el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, durante la visita de éste al Ayuntamiento

El alcalde y los portavoces municipales (falta Adelante Jaén), durante el minuto de silencio por las víctimas del Covid-19

 “No va a ser fácil”. El alcalde de Jaén, Julio Millán, casi presagiaba en su discurso de investidura, el 15 de junio de 2019, las dificultades que se encontraría para pilotar un Ayuntamiento inmerso en una agónica situación financiera. El octavo regidor de la Democracia en Jaén cogió el timón casi in extremis, pues no fue hasta  la madrugada anterior cuando se plasmó el pacto entre los 11 ediles del PSOE y los 4 de Ciudadanos. Horas antes, había fracasado una posible alianza entre la formación naranja y el PP.

Pero lo que Millán jamás llegó a imaginar es que apenas nueves meses después de aterrizar en la Alcaldía un virus de nombre Covid-19 iba a  paralizar la actividad en la ciudad, como lo hizo en todo el mundo. “El coronavirus nos ha puesto a prueba, pero vamos a revertir la situación”, comentaba Millán el día que festejó el primer año de la histórica victoria socialista en la capital, algo que no sucedía desde 1987. No se sabe aún de qué manera el Consistorio jiennense podrá revertir la situación, pero lo que sí se sabe ya es que la capital ha sido la más afectada, en lo sanitario y en lo socioeconómico, de toda la provincia. Y llueve sobre mojado porque la capital jienense se topó de bruces con el Covid con un Ayuntamiento en bancarrota (con una deuda que supera los 600 millones de euros y que no se ha logrado rebajar el último año), sin presupuestos desde hace tres años y con la sombra permanente del Ministerio de Hacienda (“los hombres de negro”, dicen con frecuencia desde la oposición) para exprimir al máximo un plan de ajuste que se viene incumpliendo de modo sistemático desde 2012, en buena medida por el lastre que supone la sobredimensión de la plantilla municipal, de más de 1.400 empleados.

Apeló también Julio Millán durante su investidura a ser “valientes” para construir Jaén, y quizá la principal manifestación de ello ha venido  de la decidida apuesta del equipo de gobierno por la mejora y el control de los servicios públicos y las concesionarias, y muy especialmente con el proceso para licitar el transporte público por primera vez en 60 años, algo que eludieron todos los gobiernos anteriores. Por lo demás, la gestión este primer año ha tenido sus claroscuros. Los claros, en la mayor atención a los barrios (“más dignidad”, decía Millán) y el buen clima institucional con el resto de instituciones, que ha permitido, por ejemplo, albergar esperanzas para desbloquear de una vez por todas el tranvía, que lleva nueve años apolillado.  Y los oscuros, sin duda, la nefasta gestión llevada a cabo con el cierre de Onda Jaén, primero alegando causas de fuerza mayor y después de tipo organizativo y económico.


Claro que hasta ahora la mayor parte de las actuaciones llevadas a cabo (al menos las visibilizadas por la ciudadanía) tenían el sello del anterior gobierno, como es el caso de los planes de asfaltado de calles o la peatonalización de nuevos espacios públicos. Por eso, llega la hora de que el gobierno de PSOE y Cs pase de los proyectos a los hechos. “Llega el año de empezar a ver proyectos concretos”,  admitía Julio Millán; “este primer año ha sido para sembrar, de poner los cimientos, a partir de ahora se verán los resultados”, remarcó María Cantos, la portavoz de CS. Lo que ocurre es que el nuevo y austero escenario que se abre en la época post-Covid va a obligar al Ayuntamiento a reinventarse para poder subsistir. Inversiones como el DUSI se demoran más de la cuenta, y para otras, como la ITI, cada vez más hay más nebulosa. ¿Y cómo está la salud del pacto PSOE-Cs? “Con una gran capacidad de entendimiento”, decían en días pasados en una nota conjunta. Pero, antes, Cs tuvo que salir con una foto escenificando la unión de sus cuatro ediles y acallar así los rumores de marejada interna que ni la reciente visita de Juan Marín pudo disimular.

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