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Jaén

“El saxo es ya para mi una prolongación de mi cuerpo”

Sergio Albacete (1974) realizará el sueño americano tocando en el Blue Note Jazz Club de Nueva York y con la ‘Jaén Jazzy’ abrirá en la capital un Club de Jazz

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  • Sergio Albacete. -

La música ha formado parte de su vida desde niño y hoy es uno de los mejores saxofonistas de España, la cabeza visible del jazz en la provincia de Jaén, un respetado músico y compositor que desde hace veinte años se ha ido haciendo “gota a gota, como una decantación lenta”.

Sergio Albacete (1974) comenzó en la banda de música de su pueblo, Torredelcampo, donde sigue viviendo. Entonces le asignaron el saxo alto más viejo de los disponibles. No pudo elegir, pero desde que el saxo llegó a su vida no se ha desprendido de él. Los cuatro que ha tenido se los ha regalado su padre. “Me atrajo del saxo que es un instrumento muy personal”, recuerda.

Y tan personal que lo considera como una prolongación de su cuerpo. “El saxo depende de quién lo toque, de su garganta, labios... Lo personalizas y se reconoce a quien lo toca. Tener algo dentro de la boca es muy personal. Todo el cuerpo vibra con el saxo”, dice.

Titulado Superior en Saxofón Clásico, Sergio Albacete ha ido haciendo su camino desde Jaén y suma más de veinte años en los escenarios. “Ser de un sitio ni te perjudica ni te ayuda. Eres tú y lo que hagas lo que te sitúa en el panorama. Cada uno se hace su camino”, dice. Y también sella su personalidad musical. “El sello es algo que no se provoca. Lo adquieres escuchando música, tocando con otros músicos y estudiando”, reconoce.

Apostó por el jazz, un estilo que refleja a un autodidacta enamorado de un lenguaje musical con el que se expresa. “El jazz es la capacidad de poner en pie un edificio sonoro en tiempo real con más músicos. El jazz es para todos y te enriquece porque es muy creativo”, afirma.

Tras años de trabajo fuera y ante la falta de cultura musical y de jazz en Jaén, fundó hace cinco años la Asociación de Jazz ‘Jaén Jazzy’, a la que importó todo lo aprendido.  Ahora, tras invertir dinero, ilusión y esfuerzo, abrirán un Club de Jazz en la capital,  en la calle Alcaudete del Polígono de los Olivares. En breve,  brindarán a Jaén un “centro musical donde se escuchará jazz, clásico, flamenco, música del mundo...”, dice el director de la Jaén Jazzy Big Band, que lucha por Jaén porque “es una tierra donde hay mucho talento”.

Ha compartido escenarios con músicos de la talla de Barry Harry o Kenny Warner porque él es uno de los grandes saxofonistas que ha dado este país. “Es una emoción muy grande compartir escenario con músicos que están en los libros. Mi vida profesional está realizada”, valora.

Este año cumplirá el sueño americano. Ha grabado un disco con Kenny Warner y la Clasijazz Big Band y actuarán en el Blue Note Jazz Club de Nueva York, y en San Francisco. “Ya me puedo morir tranquilo”, bromea.

‘Sergio Albacete Flamenco Trío’ es el nuevo proyecto del músico, con el que conectará el clásico, el flamenco y el jazz, tocando música de artistas nacionales y de norteamericanos influenciados por la música hispana.

Tras 20 grabaciones discográficas, en 2016 vio la luz su disco ‘Ahora’, 100% Sergio Albacete en composición y arreglos. “Es lo más grande que he hecho en mi vida artística”, dice un saxofonista aplaudido por la crítica. No será el último. Quiere escribir para Big Band, aunque reconoce que el acto creativo es “duro” porque “sacar algo de tus entrañas duele”.

Su camino no ha sido fácil. “La crisis ha venido muy bien para aprovecharse de los músicos”, denuncia un experto en jazz que nunca tocó en los festivales de Jaén. “Cuando vivía mi momento de desarrollo profesional y creativo, desparecieron. Me hubiera gustado poder tocar en un festival de Jaén”, lamenta. Se ha ofrecido para dirigir un Festival de Jazz en Jaén y en Torredelcampo, pero el presupuesto es el impedimento. “Hay dinero para lo que se quiere. Hay administraciones que quieren poner su logo y ni un duro. El arte no se regala”, sentencia.

Este profesor de saxofón, música de cámara y  Big Band (director de la RG Big Band) en el Conservatorio ‘Ramón Garay’ reconoce que la docencia es como el amor, “muy bonito al principio”. Entró hace dos décadas “para cambiar las cosas”, pero la realidad es que “se trabaja en condiciones patéticas” y  “el esfuerzo no está de moda”. Y por ello no permite banalidades ni condescendencias con el error. “El nivel medio de mis alumnos es muy alto. Adquieren una preparación como saxofonista brutal”, termina un profesor que deja huella por donde pasa.

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