Todo lo que era sólido. El ensayo, última obra publicada por el paisano Antonio Muñoz Molina, nos exige, sin aspavientos, una responsabilidad cívica, de la que actualmente carecemos, para rebelarnos serenamente frente a la pérdida paulatina de derechos, el deterioro incontenible del estado del bienestar. Saber para conocer, protestar y reclamar que las cosas cambien de verdad. Acción concreta y entusiasta de la sociedad civil que conmina a la clase política actual a entender el mensaje, aplicarse el cuento o, simplemente, multiplicarse por cero. El manifiesto político sustancial, con toda su carga ideológica de profundidad, en contraste con la simpleza y superficialidad de aquel otro, reciente, dirigido por Stéphane Hessel a los indignados del mundo desarrollado.
La solidez de nuestro sistema público de atención a las capas de población más desfavorecidas se pone en jaque, por ejemplo, cuando el alcalde de Jaén, Fernández de Moya, cuestiona la continuidad de servicios sociales básicos como la dependencia, el centro especial de empleo o las escuelas infantiles so pretexto de los atrasos de la Junta de Andalucía a la hora de transferir, hacer efectivas, las ayudas comprometidas con el Ayuntamiento para su mantenimiento. Si el consistorio, la administración más cercana, no asume soportar este tipo de deudas como parte esencial de su papel, si la nueva ley de racionalización de los ayuntamientos lo imposibilitara de facto, entonces la deriva sería irreversible. Acaso así hasta los populares puedan hacerse cargo de la desesperación de los trabajadores de la dependencia que abroncaron el jueves al regidor capitalino cuando se aprestaba a presentar en el Darymelia al pregonero de la feria de San Lucas’2013, Manolo Herrero, entrenador del Real Jaén.
José Enrique, como reacción inmediata a la protesta airada, al boicoteo inopinado, no se anduvo con chiquitas y anunció un ‘hasta aquí hemos llegado’ mientras el Gobierno andaluz no salde su deuda. Mal asunto enrocarse aduciendo ‘falta de liquidez’ cuando la realidad del día a día dicta que siempre quedará un resquicio para comprar cloro y algicidas a precios muy por encima de la media del mercado (litro de algicida a 69€, litro de cloro a 3,81€, según publicaba este periódico, con proveedor de nuevo cuño, adjudicación directa y recomendación previa vía partido) o de renovar tecnológicamente la tele municipal a través de una aparente compensación de impuestos con El Corte Inglés por valor de 190.000 euros. Cuestión de prioridades.
Tanta mohína, tanto gesto desabrido, tanta malafollá, termina contagiándose. Tras la denuncia de sobresueldos entre la dirigencia del PP de Jaén, San Clemente duda de la oportunidad de mantener el pago regular de gratificaciones a sus cargos públicos. Mejor dejar tranquila esa cajita hasta que pase un poco el temporal. De ahí que no sea raro constatar, hoy por hoy, sin tapujos, a propósito, el contraste de pareceres entre liberados integrales como García Anguita y concejales sin dedicación remunerada, que solo rascaban algo por esa vía, caso de Rosa Cárdenas. San Lucas, pues, dará de sí toda clase de rumores sobre tensiones internas y planes de salvación encubiertos. Quienes mayores dosis de crítica ácida destilarán al respecto, por supuesto, serán los socialistas, ahora que Fernández Palomino se siente más reforzado que nunca. La Junta solo ha ratificado por estos pagos a un delegado territorial del PSOE, Ángeles Jiménez Samblás, y pertenece precisamente a la ejecutiva municipal. El botín electoral de la ciudad de Jaén lo resume todo. Atentos a mañana martes (en Sevilla, no dan por segura la salida de Pura Gálvez).
La pasada semana, Paco Reyes se ahorraba el sueldo en Diputación de Pepe Pliego. Ya es director general de Estructuras Agrarias con Elena Víboras. Su primer marrón, por cierto, 70 millones de euros de la UE en ayudas a comunidades de regantes sin concesión de la CHG. El pago canalizado por la Junta si Europa exige finalmente la devolución constituye el primer envite peliagudo del veterano político santistebeño desde su llegada al cargo. Incluso el procedimiento administrativo de aquel café para todos era susceptible de concluir en fiasco. Todo lo que era sólido y, de la noche a la mañana, ya no lo es.
