Los familiares de la cajera Elena López y del reponedor Esteban Carballedo, asesinados a tiros el 30 de abril de 1994, buscan desde este lunes que se haga justicia por el doble crimen cometido en un supermercado mayorista del polígono empresarial de O Ceao, en Lugo, cerca de las ocho de la tarde, casi al cierre.
El único procesado por los hechos cometidos en aquel Cash Récord, Manuel Juan V.C, negó este lunes en la vista oral su implicación en este suceso, por el que está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Lugo y por el cual la acusación particular le pide 28 años de cárcel, mientras que la Fiscalía no presenta cargos.
El procesado se negó a responder a las preguntas de los letrados de la acusación, aunque sí atendió a aquellas que le formularon tanto el fiscal como su abogada defensora, que antes del inicio del juicio ya le confirmó a EFE su intención de pedir “la libre absolución” para su patrocinado.
Precisamente, a preguntas de la letrada de la defensa, Manuel Juan V.C negó que hubiese tenido implicación alguna en el atraco al Cash Récord o que, en algún momento, le hubiese propuesto a otra gente perpetrar un robo semejante.
De hecho, el procesado aseguró que el día de autos no fue “a ningún sitio”, porque estaba “trabajando”.
“Ese día estaba trabajando. No fui a ningún sitio”, dijo en sala el procesado, quien también aseguró que se enteró del doble crimen “por la prensa”.
Reconoció que frecuentaba Cash Récord, porque en aquel momento regentaba un local de hostelería en el casco histórico de Lugo, de modo que iba “una vez por semana” para comprar “alcohol” para el establecimiento, del que incluso tenía una tarjeta de cliente.
Relató además que “llevaba tiempo” pasándose por el Cash Récord de O Ceao “todas las semanas para comprar”, de modo que conocía a ambos asesinados “de verlos allí”, aunque “no los conocía por su nombre”.
Negó también que hubiese tenido con cualquiera de ellos discusión alguna o rencilla.
Igualmente, a preguntas de su abogada, rechazó que hubiese llegado a ir a la nave de O Ceao hasta cuatro tardes seguidas, supuestamente con la intención de vigilar el funcionamiento del establecimiento, y aseguró desconocer cuándo se hacía la recaudación. “Solo iba una vez a la semana”, comentó.
Este es el caso abierto más antiguo de España.