Los manifestantes, conocidos como los camisas rojas del llamado Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, causaron el caos en la zona centro de la capital, donde los comercios y grandes almacenes frecuentados por turistas y tailandeses con mayor poder adquisitivo, cerraron sus puertas al público por temor a que se produjeran disturbios.
“Aquí nos quedaremos hasta que el gobierno disuelva el Parlamento. Esta es la buena estrategia”, dijo a los periodistas Veera Musigapong, destacado cabecilla de los camisas rojas.
La ocupación del corazón de Bangkok irritó al primer ministro, Abhisit Vejjajiva, quien advirtió al Frente que había traspasado la línea de la tolerancia: “Es una acción que causa daños a otros ciudadanos”.