Los cambios no siempre es sinónimo de bienestar y eso se confirma con la deuda millonaria que arrastra una de las empresas municipales que más y mejor rendimiento ofrecía al municipio desde su creación.
La voluntad del actual equipo de Gobierno de adelgazar y fusionar éstas comienza a recordar el fracaso más absoluto, no solo de certificarlas, que parece que no será como lo prometido, sino de asegurar el cierre por su pésima gestión.
Cerrar el ejercicio 2016 con más de 11 millones de euros de pérdidas invalida cualquier argumento para justificar cualquier actuación posible. Impulsa reabre el debate de lo público y retrata las nefastas medidas adoptadas.
El cruce de cifras y de balances de los que gobernaron y los que gobiernan es cuestión de segundos. Una dialéctica nociva que no soluciona ni sostiene la irresponsabilidad en la toma de decisiones erróneas.
Las cuentas siguen sin salir y ya no es cuestión de que Impulsa tome los derroteros de Suvipuerto e iguale la caótica gestión realizada, es que en el séptimo mes del año todavía no hay un presupuesto que valide las partidas presupuestarias del presente.
Una credibilidad nula para señalar los desmanes pasados y tapar la patética gestión realizada en estos dos años. Ni uno ni otros están autorizados para dar lecciones de nada, de economía -viendo los más de 100 millones de deuda-, mucho menos. Silencio y trabajen por y para El Puerto.
