Convertir en diversión la obligación de jugar un partido que cambió su identidad tras el positivo de Sergio Busquets, fue el mérito de una selección española sub-21 que por un día se disfrazó de la absoluta y respondió con grandeza, goleando 4-0 a Lituania, exhibiendo jóvenes valores.
De la playa al debut con la absoluta en una situación insólita. Del castigo del fútbol, con una eliminación siendo superior al rival en semifinales del Europeo de su categoría, a demostrar una superioridad aplastante ante una selección de mayor edad pero menor calidad.
Con los que jugarán la Eurocopa viendo el encuentro por la tele, confinados en la Ciudad del Fútbol. Un partido que debía servir para reencontrarse con el gol y aumentar la confianza a puertas de la gran cita. Al final se convirtió en un escaparate de talento. Con futbolistas a los que aún les queda un paso para llamar a las puertas de una absoluta en la que ya había debutado Bryan Díaz y entrenado Cucurella, que podrá presumir de la capitanía.
Diez debutantes de inicio, 16 en total, con nuevo seleccionador que añadir a la lista como Luis de la Fuente. Todos disfrutaron la oportunidad, jugaron como si de un partido oficial se tratase, con un inicio de tanta intensidad que a los tres minutos se adelantaban en el marcador en su tercera llegada. El aviso de Abel Ruiz y el zurdazo de Bryan como antesala de un derechazo inapelable de Hugo Guillamón tras gran regate de Manu García.
Se quitaba la espina Guillamón del reciente Europeo. Su penalti en cuartos de final, la ausencia por sanción en la semifinal ante Portugal. Nunca habría imaginado poder desquitarse añadiendo su nombre a la clasificación histórica de la absoluta.
La identidad fue la misma. Es un sello que tienen todos los equipos de la Federación y que marca la idea de Luis Enrique. El buen trato al esférico, la presión alta, el fútbol vertical y las altas dosis de calidad individual cada vez que Brahim y Bryan Gil lanzaban una carrera desafiando rivales desde las bandas. Con la visión en el pase entre líneas de Gonzalo Villar.
La posesión era de la Roja que convertía el partido en un monólogo. Lituania superada, sin suficiente calidad como para inquietar la portería defendida por Álvaro Fernández, intentando tapar espacios en una sangría defensiva continua. Abel Ruiz perseguía el gol, su segundo intento de cabeza y más tarde con un penalti un desperdiciado.
Se lo había dejado en un gesto de compañerismo Brahim, que ya había marcado su gol a los 24 minutos añadiendo pegada al liderazgo sobre el césped. Con calidad cruzó su disparo a la red en un choque comenzaba a dejar aroma de goleada.
El portero Svedkauskas dejaba su gran parada a Mingueza tras detener el penalti a Abel, reaccionando con reflejos al disparo a bocajarro. Cucurella era un puñal por banda izquierda y Villar no se cansaba de lanzar pases milimétricos rompiendo líneas. Sólo una mala noticia en el partido, la lesión de Manu García por un golpe en la cara, con la que arrancó la segunda parte.
No rebajó la intensidad de España, con jugadores con hambre que deseaban que la cita no llegase a su fin. En el camino llegaba el tercero de falta, con zurdazo de Juan Miranda; y Puado ponía el broche apareciendo entre centrales, recortando y definiendo con criterio. El mismo que mostraron 17 jugadores que cumplieron un sueño inesperado.
- Ficha técnica:
4 - España: Álvaro Fernández (Josep Martínez, m.68); Óscar Gil (Pozo, m.46), Mingueza, Guillamón, Cucurella (Miranda, m.46); Zubimendi (Puado, m.53), Manu García (Antonio Blanco, m.53), Gonzalo Villar (Fran Beltrán, m.74); Brahim Díaz, Bryan Gil y Abel Ruiz.
0 - Lituania: Svedkauskas; Mikoliunas (Gaspuitis, m.62), Beneta, Girdvainis, Vaitkunas; Megelaitis, Simkus (Lasickas, m.71), Golubickas (Eliosius, m.71); Novikovas (Dubickas, m.75), Verbickas (Varksus, m.62) y Cernych (Petravicyus, m.46).
Goles: 1-0, m.3: Guillamón. 2-0, m.24: Brahim. 3-0, m.53: Miranda. 4-0, m.72: Puado.
Árbitro: Willy Delajod (Francia). Amonestó a Cernych (45+1) y Verbickas (51) por Lituania.
Incidencias: encuentro amistoso disputado en el estadio de Butarque ante la presencia de 800 espectadores.