Un equipo asomado al abismo, una afición encrespada desde el minuto uno y jugadores tensionados al límite son la sintomatología de una situación en la que los nervios están a flor de piel y en la que un jugador joven, como el rosarino Ezequiel Ponce, cometió el error de mandar callar a la grada cuando marcó.
Ezequiel Ponce, de 20 años, salió tras el descanso de un partido que ya iba perdiendo el Granada por 0-2 y, con los ánimos exaltados desde el comienzo y ya con 0-3, se dirigió pidiendo silencio a su afición al marcar el tanto que puso el 1-3 definitivo en el marcador, lo que desató las iras de los seguidores granadinistas.
Fue llevarse los dedos a los labios y el estadio 'Nuevo Los Cármenes' saltó al unísono contra este prometedor delantero cedido por el Roma para esta temporada y al que los nervios de la situación y su propia juventud le jugaron una mala pasada, como él mismo reconoció.
"El enojo era con una persona que antes de saltar al terreno de juego se ha dirigido hacia mí, me ha insultado y me he sentido muy tocado por la situación que estoy viviendo. Hacía muchos partidos que no conseguía mis objetivos y, claro, me he sentido enojado", señaló Ezequiel Ponce tras el encuentro, antes de pedir disculpas.
Pese a ello, los granadinistas no parecen haberse dado por aludidos por la petición de perdón porque, inmediatamente después, las peñas aglutinadas en la Asociación G19 pidieron una sanción ejemplar para el ex de Newell's por lo que consideran que es una mancha para el escudo.
"Ponce, vete ya" y "Lucas (Alcaraz), cámbialo" fueron los cánticos masivos coreados por el 'Nuevo Los Cármenes' tras el gesto de Ponce que, para el técnico granadinista constituyó "un error grave en un momento muy inoportuno" y "una falta de respeto en un momento muy doloroso".
Lucas Alcaraz dijo en la rueda de prensa posterior al choque que "posiblemente" le hubiera cambiado si le hubiera quedado alguna sustitución y, entre otros asuntos, afirmó que su equipo no está "a la altura de la ciudad, de la categoría ni de la afición".
El fútbol son estados de ánimo y, lo mismo que cuando las cosas van de cara, hay gestos que se perdonan más fácilmente; cuando se tuercen, el que los hace suele ser el centro de las iras, como ha sido el caso del punta rosarino con una afición que ve cómo su equipo tiene pie y medio en Segunda, a menos que medie milagro.
Ezequiel Ponce llegó esta temporada desde el Roma a un equipo como el Granada que es, en la Liga española, una pequeña ONU en el que han llegado a formar once jugadores de otras tantas nacionalidades diferentes, lo que también afecta, y no poco, a la adaptación y al propio juego colectivo.
En este contexto, Ponce no ha jugado todo lo que se le suponía por sus cualidades y proyección desde que se inició en Newells'Old Boys de su país, ya que hasta ahora ha disputado una veintena de partidos y sólo ocho de ellos como titular.
Ezequiel Ponce, que con 16 años y once meses fue el goleador más joven de la historia del campeonato argentino, tiene contrato en vigor hasta el 30 de junio de 2020 con el Roma, equipo al que llegó en 2015 procedente de Argentina por una cifra de 4,2 millones de euros.