La ‘Rubendependencia’ en el Betis no es algo interpretativo a gusto del consumidor, sino que se trata de una realidad irrefutable hasta para el mayor escéptico de todos los seres humanos.
Su trascendencia sobre el resultado en cada uno de los partidos del conjunto verdiblanco está más que probada y salvo excepciones, los triunfos se cuentan con los dedos de una mano durante la campaña actual, cuando el canario no lograr ver portería.
Rubén Castro es considerado el mejor delantero de la categoría; si bien sus números a lo largo de los cinco últimos duelos, dejan a las claras que el ariete bético no pasa por su mejor momento de forma.
Su proyección de goles (16 anotados hasta el momento) se ha detenido en la serie de partidos citados con anterioridad, pues solamente en una ocasión, el delantero del cuadro verdiblanco ha conseguido batir la meta rival.
Cifras que, como es lógico, han terminado damnificando al equipo, que ha ido bajando sus prestaciones desde la victoria alcanzada en Gijón, casi al mismo tiempo que la capacidad goleadora de Rubén no era tan prolífica en comparación con otras fases de la temporada.
Pero al margen de lo puramente futbolístico, otro tipo de causas han acabado menguando la alegría y la estabilidad emocional que el canario parecía haber obtenido.
La petición por parte de la Fiscalía de un periodo de dos años y un mes de cárcel para el jugador bético, ha reabierto la herida que había permanecido suturada hasta ese momento; y el canario, quien ya tuvo que padecer una tesitura similar el pasado año, con el consiguiente bajón deportivo que le costó al Betis superar y en Segunda dio con sus huesos finalmente, al margen de otras dificultades añadidas.
Una noticia que supuso un revés inesperado para el ‘24’ y que el cuerpo técnico con Pepe Mel a la cabeza, se está tratando muy cuidadosamente.
Ante el Girona se torna como una de las jornadas claves que le restan al Betis y el mejor Rubén debe reaparecer.