Un nuevo informe publicado por Transparencia Internacional concluye que el sector del deporte es alarmantemente vulnerable a la sextorsión, ya que señala que las estructuras jerárquicas y el sexismo “profundamente” arraigado son algunos de los factores que conducen al abuso sexual generalizado en todos los deportes de todas las regiones del mundo.
Tras las numerosas historias que han salido a la luz en los últimos años en deportes como la gimnasia, el fútbol o el tenis, Transparency International publica este informe para arrojar luz sobre las causas y hacer recomendaciones a los gobiernos y a las organizaciones deportivas sobre cómo pueden acabar con los abusos.
El informe 'On your marks, set Stop: Understanding and Ending Sextortion in Sport" ('Parar: Comprender y acabar con la sextorsión en el deporte') se centra en la sextorsión: el abuso de poder para obtener un beneficio sexual, una forma tanto de abuso sexual como de corrupción.
Muchos casos de violencia de género en el deporte pueden considerarse sextorsión porque las figuras de autoridad exigen beneficios sexuales para determinar la ubicación en los equipos, la asistencia a torneos y la concesión de becas.
Este informe ha contado con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad y presenta estudios de casos de muchos países, como Alemania, México, Rumanía y Zimbabue, para describir la naturaleza generalizada del abuso sexual como un problema que afecta a todo el deporte en todas las regiones del mundo. En Alemania, una encuesta realizada a deportistas de élite reveló que uno de cada tres atletas sufre violencia sexual, y las mujeres se enfrentan a cifras aún mayores.
El informe descubrió que una cultura androcéntrica y la resistencia a la regulación o investigación externa, alimentan la sextorsión en el deporte. Con los puestos de liderazgo ocupados casi exclusivamente por hombres, los "old boys clubs" protegen el statu quo, lo que permite a los que están en el poder explotar a las personas en situación de vulnerabilidad, incluidas las mujeres, las personas con discapacidad y la comunidad Lgbtq.
Señala que también refuerzan una cultura generalizada de silencio e impunidad. La falta de supervisión independiente, combinada con un entorno cultural que anima a los deportistas a tolerar los abusos y a anteponer su equipo o sus resultados a su propio bienestar, dificulta que los supervivientes denuncien los abusos.
Las estrechas relaciones entre entrenadores y deportistas difuminan los límites, ocultan los abusos y desincentivan aún más la denuncia. Cuando los deportistas hablan, a menudo son tratados con desconfianza o desprecio, y pueden sufrir represalias.
Sylvia Schenk, presidenta del grupo de trabajo sobre el deporte de Transparencia Internacional Alemania, declaró que "la falta de control y de responsabilidad en todos los niveles de las organizaciones deportivas deja a los atletas en una situación de vulnerabilidad. Mientras vemos la emoción del French Open, no podemos olvidar a los jugadores que no están allí tras haber sufrido abusos sexuales. Desde la china Peng Shuai, cuya presunta agresión por parte de un alto funcionario del gobierno fue encubierta, hasta la estadounidense Kylie McKenzie, que ya no tiene la posibilidad de competir tras sufrir acoso y abusos durante mucho tiempo por parte del entrenador que le asignó su asociación, son demasiadas las que se han enfrentado a las consecuencias de un sistema sexista y explotador."
El informe detecta deficiencias en los sistemas de las organizaciones deportivas. Muchas no han desarrollado mecanismos internos adecuados de prevención, detección y denuncia de los abusos. Las organizaciones también carecen de capacidad para investigar los abusos debido a la insuficiencia de recursos, capacidad y experiencia, y a la cuestionable independencia de los investigadores.
Para dejar de permitir los abusos, las organizaciones deportivas y los gobiernos deben actuar. La primera línea de defensa es prevenir los abusos antes de que se produzcan con una cultura transparente y marcos de prevención sólidos, incluida la educación sobre la sextorsión y otros abusos sexuales, así como las ramificaciones más amplias del sexismo.
Indica que las organizaciones deben promover las funciones de liderazgo de las mujeres y las comunidades desfavorecidas para acabar con la concentración de poder entre los hombres y la cultura de la cosificación.
El informe también reclama mecanismos de denuncia más eficaces, investigaciones independientes y regímenes de sanción claros para la sextorsión a todos los niveles. A su vez, los gobiernos deben poner de su parte para regular las organizaciones y utilizar incentivos financieros para fomentar políticas más sólidas.
Marie Chene, jefa de investigación de Transparencia Internacional, dijo que "es hora de cambiar la cultura del silencio y la impunidad de todas las formas de abuso en el deporte. Las organizaciones deportivas, los gobiernos y la sociedad civil deben tomarse en serio los abusos y actuar ahora para poner fin a la sextorsión. La lucha contra el sexismo y la promoción de la participación de los deportistas -especialmente de las mujeres- en la toma de decisiones y la gobernanza son fundamentales. Todas las personas, independientemente de su sexo, deben tener derecho a disfrutar del deporte de forma segura, sin temor a ser víctimas de la sextorsión".