Reconocer el valor histórico y social (además de natural) que tiene. Es uno de los objetivos de la petición de la Asociación Poblado Forestal de Mazagón para que el Pino Centenario del núcleo costero sea reconocido como Premio Árbol Nacional y Europeo del Año que convoca la asociación Bosques sin Fronteras dentro del proyecto 'Árboles, Leyendas Vivas'.
Esta solicitud de candidatura ha sido rápidamente apoyada por los ayuntamientos de Moguer y Palos de la Frontera que consideran que es una forma ideal, según ha expuesto el Consistorio moguereño, de "sacarlos del olvido, localizarlos, estudiarlos, y protegerlos de forma que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de su contemplación".
Cómo apoyar la candidatura
La petición de apoyo por parte de la Asociación Poblado Forestal de Mazagón, así como de los ayuntamientos, puede ser realizada a través de la cumplimentación de este formulario que posteriormente debe ser remitido al correo electrónico: aspofama@gmail.com
Es precisamente la Asociación Poblado Forestal de Mazagón, ASPOFOMA, la que impulsa esta candidatura que ha sido respaldada por los Ayuntamientos de Moguer y Palos de la Frontera, y por la Mancomunidad Intermunicipal de Mazagón.
Historia del Pino Centenario
Tal y como recoge el Ayuntamiento de Moguer en su petición, trasladada a su página web, el Pino Centenario de Mazagón, declarado monumento natural por la Junta de Andalucía en 2003, es un singular ejemplar de pino piñonero (pinus pinea) situado a escasos metros del Parador Nacional de Turismo Cristóbal Colón de Mazagón
Tiene una altura de unos diez metros y una antigüedad superior a los 300 años, pero lo que convierte a este ejemplar en un árbol verdaderamente singular son su tronco retorcido y su copa, que en la mayoría de los pinos de esta especie se extienden de forma vertical, buscando el cielo y mostrando una altura destacada pero que, en este caso, por el contrario, parecen pegarse al suelo con sus ramas horizontales, regalándonos una sombra de más de 100 metros cuadrados de perímetro, un extraordinario parasol natural que convierte a este ejemplar en referente de toda la franja litoral que componen las dunas fósiles del Asperillo.
El Pino de Mazagón ha sido fiel testigo de las transformaciones que el hombre ha realizado en estos parajes a lo largo de los últimos siglos, y su extraordinaria copa ha acogido desde mediados del pasado siglos los juegos de los niños y niñas que vivían en el poblado forestal de Mazagón.