Cuando Mª Ángeles Frailes le comentó a su marido, Francisco García, que iba a sembrar calabazas, no se imaginaban “ni por asomo” que, en un reducido espacio de su patio, iban a crecer hortalizas gigantes de hasta 40 kilos. “Ella echó las pipas, y me dijo, oye, que voy a sembrar, y yo, pues bueno, le dije que sí. Yo la veía regar a ella todo el tiempo, pero no me podía creer cómo se pusieron las calabazas, hasta nos quedamos sin patio”, explica Francisco García, quien no exagera ni un ápice en su relato dada la magnitud de las hortalizas que han crecido en esta finca de El Marquesado.
El origen de las pipas de las calabazas también se encuentra en Chiclana. “Yo fui a comprar al mercado y me traje una, y luego aproveché y las eché en la tierra”, explica Mª Ángeles, quien asegura que lo más curioso es que “no eché ni estiércol ni nada, tampoco las puse en una tierra específica para sembrar”, y sin embargo crecieron, y mucho, tanto que la propia Mª Ángeles quiso agradecerle al comerciante del mercado lo que había conseguido, “cuando fui a la plaza a buscarlo, ya no estaba, se había jubilado”.
Las hojas de las hortalizas impedían el paso de los propietarios por el patio, “yo ya le he dicho que la última vez, porque es que era imposible caminar por aquí. Además, las calabazas pesaban tanto que tuvo que venir un hijo de Mª Ángeles para ayudarnos”, explica divertido Francisco.
Las primeras empezaron a regalarlas a los amigos y familiares, pero aún quedaba que apareciera el “Premio Gordo”, una calabaza de algo más de 40 kilos. “La idea se me vino a la mente enseguida, teníamos que donarla”, y ese ha sido el final para las calabazas de este pequeño rincón de Chiclana, directas a una olla, pero a una muy especial. “Decidimos que tenían que ir para la Olla Solidaria por la gran labor que realizan, sabíamos que las responsables sabrían usarlas de la mejor manera posible”.
Este martes Mª Ángeles y Francisco García abrieron las puertas de su propiedad para recibir a Toñi Pérez, responsable de la Olla Solidaria, para hacerle entrega de tres estupendas calabazas, la de más de 40 kilos y otras dos que fácilmente superan los 20. “Con esto mínimo vamos a tener un segundo plato muy contundente”, detalló Toñi, quien agradeció la decisión del matrimonio, y subrayó que “todos los días se llena la olla con comida buena, porque somos madres y padres y queremos lo mejor para todas las personas”. El alcalde, José María Román, que también estuvo presente en el encuentro, junto a María José Batista, delegada de Tercera Edad, quien consiguió poner en contacto al matrimonio con la entidad benéfica, pusieron en valor esta acción “puesto que no han dudado en donar estas grandes calabazas a personas que lo necesitan”.
Mª Ángeles no sabe si el año que viene volverá a probar suerte y sembrar algo, pero tiene algo muy claro “estoy satisfecha con lo que hemos hecho, todo el mundo me decía que no estaban en temporada y que no saldrían, y fíjate, al final, hasta hemos podido aportar nuestro granito de arena”, y mantiene que “los chiclaneros ayudan mucho siempre, los cañaillas también, que yo soy de San Fernando, y por eso pedimos que cada uno que siembre que dé algo de su huerto a los que más lo necesitan”.
