Gamero, cuya última aparición cinematográfica fue Nacidas para sufrir, de Miguel Albaladejo, y apareció en las populares series de televisión Los Serrano o Médico de familia, articuló su prolífica carrera alrededor de dos nombres: José Luis García Sánchez y José Luis Cuerda.
“La última vez que lo vi fue en Albacete, a propósito del aniversario de Amanece que no es poco”, explicó a Efe Cuerda.
“Le quitaba importancia a su estado de salud. Minimizaba todo. No sé si consciente o voluntariosamente. Pero estaba muy deteriorado”, añadió.
Gamero había debutado en el cine en 1973 con Habla, mudita, de Manuel Gutiérrez Aragón, y trabajó con directores de peso como José Luis Borau, en Furtivos; José Luis Garci en Asignatura pendiente, o Luis García Berlanga en La vaquilla.
“Él era físicamente y por el tono de voz, por sus recursos interpretativos, un actor al que elegías sabiendo lo que iba a hacer”, narró el cineasta, que compartió con el actor, además de rodajes, veranos en San Sebastián al compás del Festival de Jazz.
Otro de los hilos argumentales de su vida fue la política, especialmente desde que se afilió al Partido Comunista en 1957. “Su militancia era sobradamente conocida”, reconoció Cuerda.