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Cádiz

Lorena Montero, la "defensora de la causas perdidas” que lo cambió todo

La fiscal delegada de Violencia de Género recibe la Cruz de primera clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort de manos del fiscal general del Estado

  • El fiscal general del Estado con la fiscal de Violencia de Género. -

En su casa siempre fue “la abogada defensora de las causas perdidas”. Una “indómita”, como le llamaba su padre en sus discusiones. El mismo que ayer junto a su madre no podía sentirse más orgulloso de estar ante una sala llena para ver como a su hija, Lorena Montero Pujante, la fiscal delegada de Violencia de Género de la Fiscalía de Cádiz, le imponían la Cruz de primera clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort. Concedida por el Ministerio de Justicia, el encargado de entregarle esta distinción fue el propio fiscal general del Estado, Álvaro García Ortíz, al que agradeció expresamente que “dignificara” con su presencia su labor y la de  todos sus compañeros, con los que compartió sus méritos para recibir este reconocimiento. Esta condecoración le llega cuando está a punto de cumplir 30 años de su toma de posesión como abogada fiscal,  “por su vocación de servicio”, tal y como destacó su compañera y amiga Ana Villagómez, fiscal antidroga de Andalucía, quien recordó las horas de trabajo de la homenajeada “parapetada tras los expedientes de las carpetas de color de rosa de la violencia doméstica”.

No lo tuvo fácil. “Este tipo de violencia no era entendida ni aceptada en una sociedad anclada en el machismo, y todavía hoy en algunos momentos lo sigue estando”, señaló. Pese a todo, la fiscal de Violencia de Género nacida en Madrid pero gaditana de adopción (el pasado año recibió la Medalla de la Provincia), “aceptó el reto y hoy es una experta” en la materia y todo un referente. El fiscal jefe de Cádiz, Ángel Núñez, el presidente de la Audiencia Provincial de Cádiz, Manuel Estrella, la fiscal de Violencia de Género de Andalucía, Teresa Peramato, y la fiscal superior de la comunidad autónoma, Ana Tárrago, el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco...sus amigos, “mi club de fans, para los que soy capitán general”, decía haciendo gala de un sentido del humor, con el que recordó su primera incursión en una sala de vistas con una toga “que sufrió los envites de la tensión al tener el forro de la espalda mojado y arrugado” por culpa de los nervios y los más de 50 grados de una  sala de vistas que no tenía aire acondicionado. Era verano y era  Sevilla. Y su escrito de conclusiones acabó siendo fruto de la improvisación.

Eso sí, aprendió más esa mañana que en cualquier asignatura de la carrera. Lo que vino luego todos lo conocemos. Ahora la Fiscalía de Violencia de Género en Cádiz no podría entenderse sin ella ni su especial sensibilidad con las víctimas de esta lacra. 

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