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Arcos

“Desde el minuto uno que sentí la fiebre me fui a mi habitación”

El policía local de Arcos Antonio Muñoz narra el calvario de 24 días que ha sufrido con el coronavirus

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  • Toni Muñoz se siente como si viviera una segunda vida por haber superado el coronavirus. -

Su hermano Luciano fue una de las primeras personas contagiadas de coronavirus en Arcos de la Frontera. Él también sufrió los síntomas de la enfermedad pero no llegó nunca a someterse a la prueba, posiblemente por un problema de coordinación, pero sin duda ha sufrido también esta extraña patología. Es Antonio Muñoz Castaño, policía local como su hermano Luciano; un hombre de 49 años de edad que nunca, nunca en su vida podrá olvidar lo que le ha sucedido…

Dado de alta por el SAS y totalmente recuperado, Toni, como le conoce su entorno, nos cuenta su caso desde el convecimiento de que contrajo el virus en Arcos. Antes, estuvo acompañando a su esposa durante 16 días en el hospital por otros asuntos que no tienen nada que ver con el virus, maldurmiendo en un sillón y con las lógicas incomodidades. Al poco, empezó a sentir dolores de espalda, mareos y, finalmente, fiebre. Automáticamente decidió aislarse en su propio domicilio temiéndose haber contraído la enfermedad. Esta situación le sobrevino coincidiendo con el positivo de su hermano Luciano.

Con los lógicos temores, logró hablar con el jefe de epidemiología del hospital de Jerez, que lo instó a la prueba a los 24 días de comenzar los síntomas. “Deberíamos habernos hecho juntos la prueba porque trabajamos juntos y solemos reunirnos, pero hubo un problema con el teléfono”, explica a este periódico. Finalmente, ambos hermanos fueron dados de alta tras abandonar las manifestaciones de la enfermedad y dado negativo en el test -en su caso el único que se le ha practicado-, por lo que han vuelto a su rutina como policías, a su trabajo, a la vida.

Toni ha atravesado un auténtico calvario, sobre todo durante los 14 días de la cuarentena, temiéndose que antes de su reclusión hubiera contagiado a otros compañeros de la Policía y del Ayuntamiento con los que había tenido contacto, pero sobre todo miedo a contagiar a su familia , pues convive con su esposa y tres hijos. “Mi primera responsabilidad fue no contagiar a nadie, desde el minuto uno que sentí la fiebre me fui a mi habitación”.

24 días sin salir de su habitación han sido para Toni una eternidad, un “paréntesis” en su vida, como si entre la enfermedad y el regreso a la normalidad hubiera cambiado el mundo. Ciertamente, ha sido así. Durante su tiempo de confinamiento, delirando con la fiebre en algunos momentos, decidió no ver la tele ante las noticias de la muerte de personas jóvenes, porque pensó que a él también le podía tocar… Los partidos de fútbol de la selección española, de la Copa del Rey, los documentales, las series… han sido sus mejores amigos durante días, aunque ha permanecido teletrabajando durante semanas, excepto en la que se sintió peor de salud por la fiebre y la falta de concentración. De hecho, ha participado en el diseño de los cuadrantes de sus compañeros policías y en otras tareas administrativas.

Toni tiene palabras de especial agradecimiento para el jefe de la Policía Local, Rafael Albertos Albertos, de quien dice “se quedó sin sus dos manos derecha”, ya que él, al igual que su hermano Luciano, es subinspector en el cuerpo de seguridad.

“Ha sido un calvario por el confinamiento y por las noticias, pues me enteré del fallecimiento de un guardia civil, de un policía...”, comenta triste a este medio. Sin embargo, Toni se siente agradecido a compañeros, alcalde, vecinos, familia y al médico Juan Manuel Armario que con frecuencia le ha ido dando consejos. Ahora siente que ha vuelto a la vida, con un espíritu más alegre y optimista: “Me encuentro superfeliz, estoy trabajando con muchas ganas, hablando con mis amigos con todo el ánimo. He salido a la calle y me he encontrado Arcos como Chernóbil, todo cerrado, nadie en la calle, la gentes con mascarillas… ¿Quién se iba a pensar esto? Veíamos esto en China pero nadie se creía que iba a llegar aquí”.

El policía local, que ahora sentimos, si cabe, más cercano a su pueblo, lanza un mensaje de optimismo porque se puede vencer la enfermedad, sobre todo si no se padecen patologías previas que puedan agravarse. El aislamiento absoluto, dice, es la clave.

 

 

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