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Arcos

“Cuando le di un abrazo a los padres de Julen, me desfondé”

Entrevista con el ingeniero de Minas y ex primer teniente de Alcalde en el Ayuntamiento de Arcos Juan Ignacio López Escobar

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  • Juan López conserva una profunda vinculación con la ciudad en la que ejerció la política. -

Lo hemos visto durante los últimos días y a todas horas en las televisiones de España, dando explicaciones técnicas como le corresponde, pero también mostrando sus sentimientos hacia un caso que ha mantenido en vilo a la sociedad: la desaparición del pequeño Julen. Dentro de la tragedia, nos ha llamado la atención que un hombre tan vinculado con Arcos haya llevado la voz de los mineros a los medios, visibilizando aún más un sector del que poco se habla, pero que sin duda ha recobrado prestigio después de lo ocurrido. A él se le puede atribuir esas cariñosas palabras que convirtieron por unos días al niño en un minero más...  Y él mismo, sin duda, se habrá sentido más minero que nunca. Juan Ignacio López Escobar fue la mano  derecha del alcalde Juan Manuel Armario en los años noventa hasta 2003, un ingeniero de minas que llegó a Arcos para trabajar y en el que acabó siendo para muchos “el cerebro” de la gestión del Ayuntamiento.

Hoy día vive en Málaga por razones de trabajo, de ahí que acudiera en un santiamén a socorrer al pequeño Julen con los medios que logró reunir como delegado por Málaga del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas  del  Sur, al que llegó en 2014 después de haber sido delegado en Cádiz. Desde la distancia echa de menos Arcos, una ciudad donde conserva amigos y de la que guarda un entrañable recuerdo.

La desaparición de Julen y el espectacular rescate por desgracia de su cadáver es una experiencia que marca a cualquiera...
–Ver una tragedia de este calibre es un antes y un después en la vida. Cuando vives algo así minimizas otros problemas de la vida. Ha sido una experiencia que se inició con una angustia tremenda y terminó con mucho dolor, con el resultado que ya conocemos. Trabajábamos contra una lógica esperando un milagro. Era muy difícil que el niño estuviera con vida, pero el deseo de ese milagro fue el que hizo que todos los equipos trabajaran sin descanso.

Ahora miramos a la figura del minero con mayor cariño, si cabe; una figura que ha recobrado un protagonismo social y profesional.
–En esta tragedia se ha visibilizado la importante labor que hacen el minero y el ingeniero de minas; un trabajo que no siempre se conoce, como la minería en sí.

¿Cómo llegó al caso, a ese pozo de Totalán donde en cierto modo todos hemos estado sumergidos durante casi dos semanas?
–Nada más tener constancia de lo ocurrido, me presenté en el lugar con un compañero ingeniero de minas que también es delegado del Colegio Oficial.  En el operativo había dos compañeros y yo, en cierta manera, fui su imagen.

¿Qué le ha parecido el seguimiento y el enorme impacto mediático en torno a estos trágicos acontecimientos?
–La verdad es que la sociedad española ha estado más pendiente que nunca de los medios de comunicación. Creo que ha sido la noticia más seguida durante muchos años. Considero que hay pocos precedentes de un caso así, de un rescate prácticamente en directo durante 24 horas.

Me consta que casi no ha dormido, que ha estado todo el tiempo muy preocupado. Además, también le ha supuesto un gran esfuerzo atender esa avalancha de medios que han requerido sus explicaciones. ¿Qué factura emocional le ha pasado esta situación?
–Cuando le di un abrazo el pasado domingo a los padres de Julen en el tanatorio, me desfondé. Es el segundo hijo que pierde esta familia que estaba hecha polvo, como todos estábamos hechos polvo. Me quedé desfondado.  En esos momentos sientes un dolor enorme, e imagínate el de los padres... Ha sido un caso horroroso que ojalá no ocurra más. Llegaba tarde a casa, muy cansado, y los medios me requerían para salir en la tele, la radio, los periódicos... A veces sentía impotencia porque no podía dar más explicaciones que las que daba. Jugábamos con el tiempo, con problemas añadidos, con la maquinaria, los compañeros, las fuerzas de seguridad... Y, como digo, dentro de la certeza de la muerte del pequeño porque pasaron muchos días, no perdíamos la esperanza. Eso, insisto, es lo que hizo trabajar a los equipos con mayor diligencia, si cabe.

Dejaron las tareas pendientes por importantes que fueran para ayudar al rescate de Julen...
–Todo pasó a un segundo plano. Por aquí tengo mucho trabajo como adjunto a la Presidencia en el grupo GPG y como consejero delegado de Perseo Ingenieros SA. Estamos haciendo cosas de promoción de Marbella y Fuengirola...

¿Cómo ve Arcos desde la distancia? Me consta que sigue la actualidad del municipio...
–Miro a Arcos con nostalgia porque, la verdad, una importante parte de mi vida transcurrió allí. Fui parte del equipo que transformó Arcos en aquellos momentos. Me gustaría que la ciudad siguiera en esa dinámica de generar una sociedad con más medios, que es lo que traté de hacer en Arcos.

¿Echa de menos la política y la función pública?
–No, no. La política nunca fue para mi algo definitivo. Creo que es bueno pasar por la política como un servicio público, pero durante un tiempo. No me gusta la política como profesión. Soy un amante a mi profesión como ingeniero de minas, pero he de decir que no me han pesado el tiempo y el esfuerzo que he dedicado a la política, de la que he obtenido amigos y conocimientos.

Gracias y ánimos en estos momentos que también son muy duros para usted por el papel que le ha tocado.

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