Unas 1700 mujeres mostraron su concienciación con la batalla contra el cáncer de mama
Los organizadores de la V Carrera de la Mujer, que se celebra cada año en Arcos de la Frontera, no cabrán de satisfacción tras consumarse la edición del 2018, un evento que pudo reunir en torno a 1.600 mujeres en la avenida Miguel Mancheño dentro de un ambiente de fiesta y de alegría en el que todas y cada una de las participantes se erigieron en auténticas protagonistas de la concentración deportiva, donde el color rosa de las camisetas que lucían copó los lugares y rincones a su paso por la ciudad. Técnicamente puede decirse que fueron 1.225 las que atravesaron la línea de meta porque no todas las inscritas de forma oficial -1.500-, pudieron cubrir el recorrido por diversas razones, pero en este tipo de manifestaciones colectivas lo que cuenta realmente es la asistencia y esta sí que batió los récords logrados en años anteriores. La organización calificó de “éxito rotundo” en todos los sentidos lo que se pudo ver y disfrutar en una mañana en la que la climatología también puso de su parte para que todo saliera a pedir de boca. “La ilusión que vimos en todas las mujeres fue una cosa difícil de olvidar”, exclama Manuel Jesús Moya, el principal promotor, junto a los socios del Club de Atletismo Ciudad de Arcos, de la presente edición. “Fue un día redondo en todos los sentidos”, recalca. “Desde la más pequeña, que tendría unos cuatro meses, hasta la mayor de las participantes, de 79 años, fue algo increíble. Esperemos que la recaudación también haya batido la cifra de ediciones anteriores, pero aún es muy pronto para saberlo ya que hay que cerrar cuentas con los proveedores y cotejar las inscripciones manuales y digitales por internet, algo que nos llevará un par de semanas para comprobar los gastos e ingresos que hemos tenido. Luego informaremos de la cantidad recaudada en rueda de prensa conjunta con la Asociación Española Contra el Cáncer y veremos qué aportación ha habido para esta entidad benéfica. Ahora mismo sería imposible saberlo ya que hay que poner al día numerosas partidas, como son las de cocina, bebida, y gastos generales del evento, entre ellos el precio de las camisetas”, puntualiza Manuel J. Moya.
En cuanto a incidentes, apenas si se registró alguno. Solo se atisbó una leve bajada de tensión de una señora debido al calor, pero fue algo pasajero y sin importancia que se solucionó con unos cuantos sorbos de Coca Cola y poco más. El calor se combatió con bastantes litros de agua y una extensa carpa situada a la entrada de Motor Arcos Renault, que ofreció sus instalaciones para dar cabida al gran número de asistentes, sin que hubiera incidencias reseñables ni de importancia. La entrega de trofeos sirvió para constatar una vez más la ilusión de las mujeres y sus enormes ganas de divertirse en una acto tan solidario y testimonial como representa su esfuerzo titánico y cotidiano para combatir una enfermedad tan maligna como el cáncer de mama. “Fue algo realmente emocionante y que no se nos olvidará de la memoria con facilidad”, recalca Moya.
Las sensaciones fueron muy positivas y la mayor parte de las corredoras aseguró su intervención en la próxima edición. Desde luego, todo el mundo se daría por satisfecho si la edición del 2019 acaba con el mismo acierto que esta. En el aspecto deportivo propiamente dicho, aunque la prueba no tenía interés competitivo, fue grato comprobar el regreso a estos lares de la deportista belga Charlotte Degrève, que fue la primera en cruzar la línea de meta, así como la explosión atlética de la corredora local infantil Ana Isabel Roldán Pajuelo, que entró en tercer lugar contando con solo 12 años. Una gran promesa.