A la pintora Mónica de la Rosa la hemos visto exponer en más de una ocasión, la penúltima en el salón cultural San Miguel. Estos días hace lo propio en el Palacio del Mayorazgo, con la particularidad que es la primera artista plástica que expone en el remozado patio de este espacio cultural, una idea propuesta por la propia Delegación municipal de Cultura a la que la pintora no se pudo resistir, tal vez por el magnetismo de un rincón mágico, solariego y acogedor en que se convierte el palacio situado en pleno conjunto monumental de Arcos.
Al hecho novedoso de estrenar el Mayorazgo como salón expositivo se le une otro no menos sobresaliente, pues la artista ha reunido las obras que ha pintado durante el último año, a excepción tan sólo de un par de cuadros que el público ya tuvo oportunidad de admirar en su anterior muestra en el salón San Miguel.
Mónica se ha empleado a fondo en el último año, buscando nuevas técnicas y temas que la ayuden a seguir creciendo como artista, buscando ese yo al que todo creador aspira en la búsqueda de la verdad, experimentando cual buen alquimista e intentando ofrecer al público su lado más íntimo.
Paisajes urbanos, rurales, figurativos, retratos… se dan cita en esta muestra que la propia artista ha decido titular como Búsqueda y encuentros, resumiendo así el espíritu de un duro año de investigación pictórica y, al mismo tiempo, de reencuentro con sus paisanos a través del arte, y también reencuentro con un Palacio del Mayorazgo por donde probablemente jugó siendo una niña, cuando su padre regentaba aquel vetusto comercio del casco antiguo. Don Julio de la Rosa, que en paz descanse, supo crear una familia sensible al arte, hasta el punto de gozar de dos hijas, Mónica y Loreto, que son dos rosas con los pinceles.
Cultura ha decido ampliar las fechas para admirar la exposición, probablemente hasta mediados de septiembre; ocasión para contemplar las veinte obras que revelan el mundo interior de Mónica de la Rosa y ocasión para reencontrarnos con la paz que transmite ese Palacio del Mayorazgo que rezuma historia y cultura por los cuatro costados de su precioso claustro.
