En contra del título del famoso drama de honor Del rey abajo, ninguno, de Ruiz Zorrilla, a la hora de la próxima llegada al sistema sanitario de la vacuna se plantea a la sociedad la solución habitual a la pandemia, un plan nacional de vacunación. Se puede decir que la vacunación será Del rey abajo, todos.
El Consejo de Ministros ha aprobado el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19. Afortunadamente, la oferta es muy amplia y el abastecimiento parece que está asegurado, gracias a las reservas de compra realizadas por la Unión Europea y por España. Será voluntaria y gratuita. La vacunación general es mas que aconsejable, constituye un deber ciudadano porque supone la protección general, que es siempre compartida, dada la enorme capacidad de transmisión y de contagio del virus. Hay sin embargo un movimiento anti-vacunas, que no es sólo nacional sino internacional, y, en este caso, también se le añaden unas reticencias del público en general, a veces trufadas de teorías anticientíficas que han afecta do al origen de este virus desde su nacimiento, lo que lleva a que, por ejemplo, en España haya un porcentaje muy alto de personas que no están dispuestas a vacunarse. La administración puede aconsejar, aunque no puede imponer la vacunación obligatoria, salvo autorización judicial. Según el Tribunal Constitucional, tiene que afectar a la protección integral de la salud, de acuerdo con el artículo 43 de la Constitución (Se reconoce el derecho a la protección de la salud), que una ley sanitaria lo ampare y que se respete la integridad de la persona, con proporcionalidad al fin que se persigue. Hay un cruce de derechos entre el bien general de la salud y el respeto a la libertad individual, muy difícil de delimitar de forma general.
Se ha hecho hincapié popularmente en la responsabilidad que se compendiaba, de forma facilona, en las tres M (Mascarillas, Metros, Manos), que ha tenido un cumplimiento casi general, salvo la repudiada irresponsabilidad de grupos de descerebrados que han puesto en peligro a los demás, cuando se las han saltado a la torera. Se tratará con las comunidades autónomas el plan de las navidades, en el que no se cometerá el error de la desescalada absoluta del verano. Las excepciones de la Nochebuena y la Nochevieja son más que razonables. Distinto es que se cumplan.