Las instalaciones sanitarias en la ciudad encuentra una noticia positiva entre tanto infortunio acumulado. Valdelagrana más pronto que tarde, parece, tendrá un nuevo consultorio médico para sus usuarios.
Atrás empezará a quedar la lamentable imagen que ofrece el actual, preso del tiempo y de la nula atención administrativa que ha dejado que pase a ser un local denigrante para propios y extraños. Y decimos las instalaciones sanitarias porque la realidad nos refleja las deficiencias en las que El Puerto se mueve.
El Carmen, otrora cuasi hospital y referente para generaciones enteras, fue perdiendo peso y con él servicios y atención primaria en detrimento de portuenses que debieron obligados a tener que desplazarse a poblaciones vecinas para ser atendidos.
La sanidad dejó de ser una necesidad para la Administración que se perdió en el carrusel de excusas para no afrontar como se debe una cuestión primordial y costosa. Ni que decir tiene los más de 15 años que se ha tardado en la construcción del Centro de Salud de la Norte ni la bochornosa gestión realizada por el anterior Gobierno local para su urbanización.
Pinillo Chico fue el que fue remediando, en parte, las desgracias del resto con el desgaste evidente que presenta. Habrá que estar vigilante para cuando acomentan las reformas. Santa María del Puerto es la calamidad en forma de usurpación de lo privado y el chantaje por su cierre patronal.
Valdelagrana, por fin, respira algo más aliviada en la propuesta de hallar una solución ante un recinto que quedó anclado en el tiempo. Invertir en sanidad es prevenir y hacer una sociedad mucho más sana. No es un regalo, es una exigencia.
