En una habitación llena de humo, tóxica y hedionda, se abrió una ventana y entró aire fresco. Se hizo la esperanza entre tanto machista institucional, social y religioso. En una semana horribilis en la conquista de la igualdad entre hombres y mujeres, los magistrados del Tribunal Supremo lanzaron un mensaje inequívoco a la sociedad y, especialmente, a las nuevas generaciones que, en los últimos meses, habían jaleado en contadas, pero peligrosísimas ocasiones -cuales héroes míticos- la conducta de los cinco miembros de La Manada. Fue una violación, diez violaciones, violaron en grupo a una chica. Ya deben saber los jóvenes que, en adelante, la jurisprudencia establecida por el alto tribunal español no permitirá dudas punitivas sobre el modus operandi de bandas de depredadores sexuales.
Fue, lo dicho, un balón de oxígeno después de asistir, perplejo y atónito, a una terna de episodios que nos han situado en los últimos días en Andalucía ante un precipicio machista insoportable. Primero, la confirmación de la víctima mortal número 1.000 de violencia de género en España y la campaña que ha iniciado su hija para que la ciudadanía le ayude sufragar los gastos de la repatriación del cuerpo de su madre de Córdoba a Brasil, desde donde les niegan -al igual que en España- ayudas públicas para hacerlo. Evidentemente, sordina del Obispado de Córdoba que tantas lecciones morales y éticas ofrece desde el púlpito a la ciudadanía. Impactante fue también la agresión brutal que sufrió en Sevilla una chica de 15 años a manos de su ex novio de 20. Le reventó la cara contra un escaparate que quedó hecho añicos. Tan joven y ya conoce lo peor de la cobarde y machista violencia de género. Y, para colmo, llegó la visión despectiva y despreciativa que sobre el aborto ofreció la máxima autoridad sanitaria de Andalucía, el consejero de Salud, Jesús Aguirre. Por mucho que intente disculparse, “el chupetón” le acompañará durante toda su trayectoria política, sea la que sea. Así las cosas, cuando la sucesión de acontecimientos deplorables elevó el termómetro machista como en pocas ocasiones en nuestra tierra, llegó el Supremo -aquel que tantas desilusiones nos ha provocado en el pasado reciente- y permitió que pudiéramos respirar y pensar que no todo está perdido.
Posdata. Aparco esta firma hasta septiembre, cuando también regrese el programa Acento Andaluz en 7 Tv Andalucía, la primera televisión autonómica privada de nuestra comunidad. Cuando volvamos, rozaremos el ansiado final: apenas quedarán 120 días para que concluya y pase a la historia el injusto y oneroso peaje de la autopista AP-4 entre Sevilla y Cádiz.