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Músico Pepe Roca

Quiero hacer pública mi petición para que el finiquito de ese deber se salde con la inclusión de su nombre en el listado que conforma el callejero de la ciudad

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Ya lo escribía un servidor en otro medio, hace años: “Estamos en deuda con Pepe Roca, uno de los músicos más completos que nuestra metrópolis haya dado nunca”. Quería decir que la vieja Onuba le debía “algo” a Roca. Y ese algo -afortunadamente para él y para los que le queremos y admiramos- se ha venido materializando a lo largo del tiempo con una serie de reconocimientos oficiales que, sin duda, a todos nos ha llenado de orgullo y satisfacción.

Se le tributó en 2009 un homenaje por parte del Ayuntamiento de Huelva, en la Casa de la Juventud, en la Gala del Día Internacional de la Discapacidad, en el que se destacó la “continua colaboración del artista con los distintos colectivos sociales, en especial con el de personas con discapacidad”. Se le concedió la Medalla Ciudad de Huelva en 2015. Y ahora, en 2016, se le otorga la Medalla de Oro de la Provincia de Huelva.

Ni que decir tiene, que yo me alegro, como es natural,  por José Roca Fernández, por las personas que conviven junto a él en el día a día, y por todas aquellas otras que tuvieron y siguen teniendo que ver con quien ha hecho de su profesión -luchando contra viento y marea por ella- el motivo más grande de su existencia, desplegando sin cesar sobre el pentagrama de la vida y con generosidad extrema la honestidad que le distingue, tanto dentro como fuera de los escenarios.

A este dinosaurio del pop-rock onubense -como a mí me gusta denominar a quienes proceden de aquellos gloriosos años repletos de inquietudes: los años 60- quien escribe lo conoció en una de las famosas matinales que se celebraban los domingos en el Gran Teatro formando parte del conjunto los Duendes, grupo que versionaban temas de los Beatles con una limpieza espléndida y en el que ya Roca despuntaba con la eléctrica, al igual que con su voz.Más tarde, lo ficha Fernando Gómez -un beatlemaníaco precoz y contumaz- para los primeros Keys, siendo en esta agrupación y a lo largo de su trayectoria donde se fortalece el solista de la Fender Stratocaster negra.

¿Quién no lo recuerda en la guitarra de punteo y ante el micro, en los nostálgicos bailes de la OJE, del Círculo Mercantil, del Balneario de la Cinta, de la Ciudad Deportiva, y de tantos y tantos sitios? ¿Quién no lo recuerda en Tartessos, banda con la que tuvo ocasión de grabar unos cuantos discos sencillos y el elepé ‘Tiempo muerto’, mostrando en ellos sus magníficas dotes de compositor, arreglista y consiguiendo el siempre difícil reconocimiento de la crítica especializada? ¿Quién no lo recuerda ejerciendo de líder indiscutible en Alameda, formación ya legendaria del rock andaluz, con la que ha cosechado sus mayores éxitos y con la que aún sigue en la brecha?

Y díganme: ¿quién no lo tiene presente engarzando múltiples y danzarinas notas sobre los versos plateados del de Moguer, de nuestro Juan Ramón Jiménez?, ¿quién no lo ha visto metido por entre los amores desgarrados que se desbordan cuando uno abraza la copla y la desgrana?...

Ya lo escribía en otro medio, hace años: “Estamos en deuda con Pepe Roca, uno de los músicos más carismáticos que Huelva haya tenido nunca y del que, estoy seguro, muchos han aprendido y muchos más seguirán aprendiendo”. Pues bien, creo que gran parte de la deuda ya está liquidada con estas concesiones oficiales, que se le han hecho por su valía humana a través de la música. Pero yendo un poco más allá, quiero hacer pública hoy mi petición -que me consta es la de numerosos huelvanos- para que el finiquito de ese deber se salde con la inclusión de su nombre en el listado que conforma el callejero de la ciudad que le vio nacer, crecer y desarrollarse como persona y como músico. Calle ‘Músico Pepe Roca’, podría ser su inscripción. Don Gabriel Cruz, alcalde y melómano tiene en su mano el gesto.

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