El martirologio romano señalaba para ayer la fiesta de Bernardita Soubirous, vidente de Lourdes. En 2002, una mujer marroquí de 38 años viene a la Oficina Médica de Lourdes para contar su historia...
El martirologio romano señalaba para ayer la fiesta de Bernardita Soubirous, vidente de Lourdes. En 2002, una mujer marroquí de 38 años viene a la Oficina Médica de Lourdes para contar su historia. Musulmana, había estudiado Económicas. Está casada con un polaco y es madre de tres hijos. Había estado muy enferma. Todo comenzó con el nacimiento del segundo hijo. Gasta su dinero en médicos. Tiene miedo de morir y dejar a sus hijos. Tiene una sobrina que vive cerca de Lourdes y se acerca al santuario, donde se encuentra a gusto. Su sobrina le ofrece ir a las piscinas. En éstas repite las oraciones sin entenderlas demasiado. Entonces, bruscamente, estalla en sollozos, tiemblan sus miembros y tiene la impresión de dar a luz de nuevo a su hijo “como si saliera otra vez de mi vientre, sin dolor”. Al volver por delante de la gruta, siempre llorando, “recé con mis propias palabras, pues no conocía la Biblia”. Era el 24 de mayo. En cualquier caso, “por fin me he sentido mucho mejor, con los pies en la tierra, curada”. Descubre que está embarazada (a pesar de tener sus reglas), un embarazo confirmado por el test; y en la ecografía, y está anotado, el embarazo data… del ¡24 de mayo!.
Una noche ve una especie de enfermera, “con un velo blanco como el de una monja”, que viene a hacerle una ecografía y que le dice que no se preocupe, que espera a una niña sin anomalías, excepto una mancha sin importancia en el muslo derecho. Y le enseña el rostro. Otra vez, a la hora de la siesta, yo no dormía, asegura, la misma religiosa le dice: “¿Quieres ver a tu bebé? Ven a verlo”. Entonces le enseña a un bebé rubio, de ojos y pelo claro como el padre. Su marido no la cree. El 18 de febrero, fiesta de Sta. Bernardita de Lourdes, nace el bebé rubio con la mancha en el muslo. Es bautizada con el nombre de María Bernardette.