Me quedo mucho más tranquilo sabiendo que las autopistas de pago que pertenecen a empresas privadas que se beneficiaron en su día de jugosas concesiones pero que ahora dan pérdidas, no corren peligro porque el estado se va a quedar ahora con ellas a cambio de elevadas cantidades de dinero público que pagamos usted, yo y aquella otra. Vamos, más tranquilo aún que cuando dijeron que se iba a dar dinero también de todas y de todos para salvar a unos bancos y cajas de ahorros que habían sido pésimamente gestionados, pero que no se trataba de un rescate, ni iba a provocar que no se cumplieran los objetivos de déficit ni ná de ná. Vamos, y que de remate, ahora resulta que la cifra de esa ayuda indispensable para que esas entidades que son empresas privadas en una sociedad de libre mercado no quebraran, puede superar los cien mil millones de euros, lo cual, todavía más, y como dijo aquel, me llena de orgullo y satisfacción, vamos que no me cabe la alegría en el cuerpo, sobre todo cuando veo mi cuenta corriente, tan exigua la pobre, como debe ser. Hay que ver que caro nos cuestan los rescates que no son tales, menos mal, porque si llegan a serlo…Del mismo modo, es muy lógico que este Gobierno que tanto empeño y saña ha puesto en eliminar instituciones públicas, con el consiguiente envió del personal a la cola del paro (nunca sus asesores que para estos siempre hay un puesto), esté ahí ahora barajando la creación de una sociedad pública para gestionar las utilísimas para el bien común autopistas rescatadas, que, como debe ser, va a socializar las pérdidas. Mucho más, cuando es el mismo gobierno que trabaja con la saña y el destajo que la gente de este país merece, en la eliminación de servicios públicos de sanidad, la privatización de bienes comunes para la mayor gloria (del bolsillo) de unos pocos, y la reducción progresiva e incansable de los dineros para la educación pública, que total para lo que sirve… Y los bancos ahí, dispuestos a una quita de hasta el 50 por ciento de las deudas que las empresas privadas responsables de las autopistas y radiales a quienes concedieron la manteca para untar estas operaciones inservibles para el ciudadano, no sabemos sí útiles, aunque esto es sólo una maldad que cómo va a ser por Dios, para algunos con contabilidad en B, comisiones salvajes y esas cosas, (una maravilla), Eso sí, son los mismos bancos inflexibles a la hora de poner a la gente en la calle cuando asfixiados no pueden hacer frente a esos créditos hipotecarios, usureros y leoninos, que concedieron en días de gloria y despilfarro, faltaría más. Y todavía hay gente mal pensada que dice que esas empresas, esos bancos, aparecen como donantes en cierta contabilidad clandestina de cierto partido que al parecer Gobierna en España, y que a cambio, resulta que han recibido obras públicas y tal. Desde luego, así ni se construye España, ni se pone en valor su fuerte y consolidada marca. Pero vamos, que tampoco es cierto que para que la gente no reflexione estas cosas, andan ahí enfrascados unos y otros en no sé qué debate estéril sobre si los catalanes son o no son quieren o no quieren ser españoles.
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