La visita del subdelegado del Gobierno y del alcalde a las obras que se acometen en la antigua Escuela de Magisterio y las posteriores declaraciones de Juan Lillo, incluso la convocatoria de una conferencia de prensa ideada expresamente para contestar unas afirmaciones del rector de la Universidad, iniciativa que no podría figurar como ejemplo en un manual de estilo de práctica política, han planteado un conflicto entre instituciones que los protagonistas deben evitar porque están en sus cargos no para crear problemas sino para buscar soluciones y favorecer acuerdos. En este caso concreto los representantes del Gobierno, sobre todo el subdelegado Juan Lillo, aunque acompañado por el regidor de la ciudad, han actuado con mucho celo para dejar en mal lugar a la institución universitaria con tal de tratar de rentabilizar la ayuda de un departamento ministerial. Han sacado a la luz unas diferencias en lugar de reunirse urgentemente y apostar todos a una por el progreso de la Universidad. El rector no ha podido actuar con más prudencia, aunque oportunamente ha exigido de los políticos, y es un mensaje que deben asumir en su totalidad, que alejen a la Universidad de los intereses partidistas, como en términos generales ha ocurrido en estos veinte años transcurridos desde la puesta en funcionamiento del ente académico. Por tanto suscribimos por completo esta petición de Manuel Parras y reclamamos de los políticos que dejen en paz a la Universidad y sólo se ocupen de ella para buscarle recursos que le ayuden a seguir adelante con éxito, por la sencilla ecuación de que lo que es bueno para la Universidad lo es para Jaén.
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